8.11.21

A cinco años de una candidatura

 Puede ser una imagen de texto que dice "Diez Razones para votar por Amárilis Pagán para Senadora por Acumulación si eres parte o aliadx de las comunidades LGBTTIQ. Tu única candidata nacional abiertamente LGBTTIQ Lieva 1 2 3 trabajando en movimientos favor equidad Está comprometida con tus derechos económicos, socialesy culturales garantizar derechoa Impulsará cambios en sistema de salud para nuestras comunidades 6 Presentará legislación para garantizar reconocimiento de los derechos trans Luchará para amplia la ley antidiscrimen protegerte más allá del espacio laboral Sabe escuchar respetar las diferencias No tiene miedo partidos políticos fundamentalistas 10 cSPOr violeta grupos www.amarilispagansenadora2016.com"

Hoy se cumplieron 5 años de las elecciones en las que fui candidata al Senado. Lo vi en mis recuerdos por aquí y se me ocurrió que es un buen tema para la #cuentaregresiva25n que llevo en estos días. Hoy faltan 17 días para el #25N y quiero poner el tema de las mujeres en la política en el centro de esta publicación.
Ser candidata a un puesto en el que se depende del voto popular es siempre un reto para las mujeres. Y como pasa en otras áreas de nuestra vida colectiva las varas con las cuales se nos miden (y nos medimos nosotras mismas) son hechas con prejuicios que no sólo son de género, sino de raza y clase. Es un milagro que haya mujeres íntegras, defensoras de derechos humanos y feministas en puestos públicos. Y ese milagro se llama lucha, perseverancia y solidaridad de aquellas que nos preceden y se tiraron la tarea casi imposible de abrirnos caminos.
No puedo expresar en palabras el agotamiento que caminó conmigo durante esa campaña de 2016. Luego me di cuenta de su origen: me desenfoqué y me dediqué a tratar de empujar grupos y personas que me veían y que interactuaban conmigo desde sus ideas preconcebidas sobre nosotras las feministas, sobre nosotras las mujeres, sobre nosotras las lesbianas (aunque no me considero una*) y fueron incapaces de ver mi trayectoria, mi trabajo y mis propuestas. No me apoyaron. Tampoco colaboraron.
Dediqué energías a manejar micromachismos, el pesimismo inmanejable de alguna gente de las izquierdas y a tratar de mantener a flote familia, organización y grupos. Todo a la vez. En el caso de Matria cortándome salario y usando mis ahorros para sostener mi familia. No permití pago de salarios ni compensaciones del PPT.
Cometí el error de permitir que algunas ex amigas me trataran de hacer creer que ser política era malo para todas y casi un crimen.
La pregunta que me tomó tiempo contestar fue: ¿Por qué hice algo así? ¿Yo, que suelo ser estratégica, organizada y enfocada?
Esa pregunta no tiene una respuesta sencilla.
Lo primero que hay que entender es que ser feminista y tener conciencia no te salva de reaccionar a este tipo de premisas que nos habitan aunque trabajemos para destruirlas. Algo de madre, de salvadora, de querer ser buena y querer salvar relaciones de amistad siempre nos queda por ahí. No que eso sea malo en sí mismo pero si se nos va de las manos, es realmente estar sujetas a las expectativas ajenas y no a un pensamiento libre.
Una vez elegimos nuestras metas políticas, hay que sabe poner fronteras y escoger la gente que sí te ayudará a avanzar. ¿Tiempo para la familia y las causas que se aman? Sí. Pero en balance.
Lo segundo a mirar es como nuestras peores enemigas y enemigos son a veces quienes se sientan a la mesa del diálogo sin ninguna intención de escuchar, de transformar su pensamiento y de mirar el mundo que nosotras proponemos y que puede ser algo real. Si no vemos eso nosotras y no sabemos cuándo levantarnos de la mesa, nos consumen en reuniones inacabables que no llegan a nada.
Durante la campaña del 2016 todos los medios que antes me buscaban para hablar de las causas que defiendo- y que eran las mismas que pretendía defender desde el Senado- dejaron de llamarme a pesar de las gestiones de la compañera que corría los medios para mí. Esos mismos medios ahora me llaman más que antes pero imagino que es porque no fui candidata en 2020 ni me perciben como una potencial candidata en el futuro.
En el 2020 la perspectiva de género fue la estrella de las elecciones. En 2016 dos de las entrevistas en medios importantes que podían haber ayudado en mi proyección fueron iniciadas por los dos periodistas (hombres) preguntándome por el aborto. Mis demás propuestas poco importaron.
En 2016 las organizaciones y grupos sociales todavía tenían miedo a apoyar candidaturas. En 2020 la Ruta de las La Ruta de las Mujeres y otros grupos tuvieron el valor de señalar y reseñar a defensoras y defensores de derechos humanos.
No todo fue malo. No se equivoquen. Pero ocultar las sombras del proceso o pasarlas por alto no nos permite crecer. Yo vi barreras internas de las cuales me responsabilizo. Pero también tengo plena conciencia de las barreras que no eran mías y se me impusieron.
¿Las luces? Muchas. Tantas que sigo aquí, impulsando políticas públicas, apoyando con fiereza a otras mujeres que luchan y agradecida de la gente que caminó conmigo ese 2016.
El asunto es que si hablamos de #ViolenciaDeGénero hay que mirar también el mundo político y lo que nos falta para llegar al 50/50 que necesitamos en la Legislatura y alcaldías.
Hay ruta que recorrer.
Día Internacional de No Más Violencia contra las Mujeres.
Pd. Les dejo dos fotos de esa época. Si a alguien le da curiosidad, puede buscar fotos y vídeos en la página que también lleva mi nombre.
* Sorpresa. Esto es tema para otro post.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Las últimas de la fila

 No recuerdo que alguien me haya dicho de niña que debía ser la última en comer. Pero lo aprendí. De adulta, al cocinar o comprar comida par...