6.1.16

Reinas Magas

Que nunca nos falte el amor, la solidaridad y la esperanza.

Reinas Magas

Llegaron sigilosas
peldaño a peldaño de estrellas
envueltas en sus mantos tejidos
con rayos de luna
con lágrimas de alegría
con risas de complicidad

Llegaron sigilosas
silenciosas
coronadas de luciérnagas
sin raza
tres mujeres hechas de infinitas mujeres
transfigurándose a cada paso
negras
indias
blancas
asiáticas
caribeñas
con aromáticas melenas ondulantes, rizadas, lacias
-canela, cardamomo, romero y menta-
o cabellos cortos, cortísimos que dejaban el paso libre a sus miradas amplias
-ojos negros, azules, verdes, ámbar y gris-

Llegaron sigilosas
y cuando la primera Reina puso su pie en nuestra Isla
una onda de luz nació de su huella
estremeciendo la tierra y agitando a los pájaros que anidaban en la oscuridad

Era el Amor de la primera Reina
El amor que nace del alma
y trasciende las diferencias

Una niña
en un campo
acurrucada y dormida
agotada de tanto llorar
sonrió mientras soñaba que era plenamente amada
y sentía un abrazo tibio con olor a especias, incienso y brisa de mar

Llegaron sigilosas
mirándose unas a otras
y la segunda Reina se arrodilló para besar esta bendita tierra
y de su beso nacieron millares de luciérnagas
que volaron por campos y costas
ciudades y barriadas

Era la Solidaridad de la segunda Reina
La que se anida como una lucecita persistente y poderosa
en el corazón de los hombres y mujeres que aman la justicia
y regalan sus manos a la humanidad

Una anciana
en una barriada
mientras se asomaba por su ventana
pensando en las niñas y niños que aún jugaban en la calle
se tocó el corazón
cuando les vio detenerse extasiados
y levantar sus manitas para recibir las luciérnagas que el cielo les regalaba

Llegaron sigilosas
sonrientes y confiadas
y la tercera Reina hundió sus manos en las frías aguas del río
y de ellas emergieron halos luminosos de agua bendita
que convertida en una cellisca dulce
arropó toda la Isla

Era la Esperanza de la tercera Reina
la que mueve a la lucha
la que no piensa en rendiciones
la que sabe que el hoy es una página que se pasa
tan pronto se escribe sobre ella
y que otra página en blanco espera nuestras letras en el día de mañana

Una mujer
trabajando afanosa para completar un poema
vio la cellisca plateada que le regalaban las estrellas
y salió
-poema en mano-
esa madrugada
a bañarse en ella

Se marcharon sigilosas
las Tres Reinas Magas
hechas luz, luciérnagas y cellisca
infinitas y felices
prometiéndose regresar
a esta Isla iluminada
en el medio del mar

©Amárilis Pagán Jiménez

1.1.16

Florecer desde adentro

 
El 2016 amaneció con mi casa llena de personas amadas.  También con mi corazón reconociendo que ese amor trasciende las paredes de mi hogar y es capaz de deslizarse a otros espacios: Matria, CABE, comunidades y colectivos con los que me he relacionado, calles y barrios que he transitado y aún otros espacios desconocidos.  Porque así es como debe ser el amor a ese colectivo complejo y diverso que llamamos humanidad.  Un amor que trasciende la inmediatez y es capaz de abrazar aún a las personas desconocidas, diferentes a nosotrxs y hasta totalmente opuestxs a lo que creemos.
 
Hoy también reflexiono en torno a mi agenda para el 2016 y lo que la misma implica.  Acepté una candidatura política y de momento siento que algo cambió.  Algo en la forma de verme, algo en la forma en que otras personas me ven.  Algo en lo que es la energía de los colectivos a los que he dedicado los últimos años sin medir tiempo ni esfuerzos.  Esa percepción en cierto modo representa una fisura en el círculo que representaba mi mundo cotidiano hasta ahora.  Me obliga a salir de una zona cómoda y saltar a una nueva manera de hacer matria y asumir la responsabilidad de ser instrumento para cambiar nuestra realidad.  Me obliga a cuestionar la naturaleza misma de las candidaturas políticas y cómo parecen apostar a la individualidad, a vender una imagen y convencernos de que necesitamos caudillos. 
 
Sin embargo, sé que soy quien soy gracias a los colectivos con los que trabajo.  Me miro, y reconozco todas las identidades que se agrupan bajo mi nombre, mi humanidad.  Y me doy cuenta de que no quiero abandonar ni mis colectivos, ni mis identidades.  No quiero caminar sola, ni creerme el cuento de que debo liderar desde la soledad de una cúspide que no es más que un espejismo.  Porque si aceptara eso, estaría permitiendo que lo peor de nuestro sistema político me gobierne y esta aventura fracasaría desde ese mismo momento. Estaría traicionando las razones por las cuales he dado este paso al mundo político y dejaría de ser Amárilis para ser una aspirante más, con eslóganes huecos y el corazón vacío. Otra impostora que vende sueños y que apuesta a la ignorancia ajena.
 
Sé, además, que otros colectivos se abren y me reciben.  Lxs compañerxs del Partido del Pueblo Trabajador son uno de ellos.  Entusiastas, soñadorxs, inteligentes, diversxs, profundxs y con ganas de hacer una diferencia.  Algo aprenderé y algo aportaré.  Eso me hace feliz.
 
Todavía tengo mucho que pensar, que sentir y que hacer de camino a las Elecciones 2016.  Hoy solo comienzo a apalabrar parte del proceso.  Lo apalabro para ir dejando una línea de semillas que marquen el camino de vuelta a casa, a lo esencial, a la aspiración de libertad, justicia y equidad para todas y todos.  Lo apalabro y me permito verlo para dejar atrás cualquier miedo y para dejar espacio a las flores.  Porque nada mejor que trabajar desde adentro hacia afuera, florecer con alegría y confianza, florecer desde adentro, en paz.

Las últimas de la fila

 No recuerdo que alguien me haya dicho de niña que debía ser la última en comer. Pero lo aprendí. De adulta, al cocinar o comprar comida par...