11.7.22

Sobre el PIP y las acusaciones de violencia de género

 🚨 Sobre el #PIP y las acusaciones de acoso laboral y sexual


A nadie debería sorprenderle la existencia de acusaciones de acoso laboral o sexual dentro del PIP. Nadie en su sano juicio podría pensar que el PIP es un espacio libre de machismo porque lo único cierto en una sociedad como la nuestra es que el machismo se cuela en todas partes. Bienvenidas al mundo real en el cual hasta en las izquierdas se violenta a las mujeres. La violencia en contra de las mujeres es parte de nuestras vidas privadas, laborales y políticas. Se ejerce de muchas formas y por eso mismo es que hay que aprender a identificarla y prevenirla.


¿Manejó el PIP las acusaciones de manera correcta? No. Pudo hacer un trabajo mucho mejor. Pero no ahora, antes. ¿Antes de qué? Antes de que se levantara la primera acusación. Antes de que se produjera cualquier evento.


¿A qué me refiero? Coincido con las personas que han dicho que este asunto no era estrictamente legal y sí uno político. A nivel legal podríamos hacer un análisis como el que hizo el informe y llegar a conclusiones desde una mirada a las relaciones “laborales” entre las partes. Sin embargo, a nivel político, el análisis debe ser más amplio, más profundo y más comprometido con la equidad. 


En los partidos políticos conviven varios círculos de interacciones. Existen los grupos de personas militantes que no poseen una relación formal ni contractual con el partido. Luego están las personas voluntarias que participan de acciones concertadas que usualmente están organizadas en grupos que son liderados por otra persona voluntaria o por personas contratadas como organizadoras. A esos grupos se suman luego las personas asalariadas que hacen trabajo administrativo con el partido. Súmenle la gente que trabaja en las Juntas de Inscripción Permanente y luego, aparte y de manera más visible, están las personas que son candidatas a puestos electivos. Al menos cinco grupos de personas interactúan bajo la sombrilla del PIP y de todos los demás partidos políticos del país.


Como entes con personalidad jurídica, los partidos están obligados a aplicar y respetar las leyes laborales. De eso no cabe duda. Pero en una estructura compleja y altamente jerarquizada como suelen ser los partidos, las leyes laborales se quedan cortas. Necesitamos otro tipo de remedios que permitan que los partidos sean espacios seguros, pero además de desarrollo y participación efectiva para las mujeres y las personas de otros grupos sociales que viven las desigualdades día a día.


¿Qué debió hacer el PIP antes de todo esto? Comenzar por reconocer que no están libres del machismo boricua. Ese que también viene de la mano con el racismo, las lgbttiq-fobias y el clasismo. Reconocer todo esto es el primer paso para lo que debe ser parte de la agenda de todo partido que abogue por la equidad: educar para erradicar los prejuicios y lo estereotipos de género, educar para balancear los espacios de poder y dar más participación a las mujeres, educar para que la gente sepa identificar la violencia de género cuando la vea, educar para que la gente sepa actuar a tiempo.


¿Qué más debió hacer el PIP antes de esto? Algo que todavía debe y puede hacer. Un partido que tiene un historial legislativo a favor de la equidad, tiene que cerciorarse de que su membresía entiende y acepta los valores que acompañan ese trabajo. La gente que mira desde afuera no espera menos. Eso implica, como ya dije, educar. Pero también tener una infraestructura que prevenga la violencia de género e intervenga ágilmente cuando ocurra. Todas las personas que interactúen dentro del PIP tendrían que tener claro qué conductas son rechazadas, a quién acudir a denunciar y qué pasará con sus denuncias.


¿Qué debió hacer el PIP ahora? Tal vez debieron contratar una persona que investigara el caso de manera independiente. Sin ataduras con el partido. Con esto no quiero decir que las compañeras a cargo de la investigación no fueran honestas. Pero sí que es más transparente, en una situación como esta, poner en manos de otra entidad la investigación. También debieron recurrir a las estrategias de entrevistas y comunicaciones que por años las organizaciones que trabajamos con víctimas de violencia de género hemos recomendado al Estado. Hay varios “No-no” que aquí se usaron y se pudieron haber evitado con un conocimiento más profundo del tema.


¿Qué deberíamos recoger de esto de cara al futuro? Tal vez es hora de legislar para regular el acoso laboral y sexual en los partidos políticos. Como ya dije, son estructuras complejas con al menos cinco tipos de grupos que interactúan entre sí y cuyas relaciones se escapan entre los espacios vacíos de legislación que al final pueden provocar un fracaso de la justicia.


Las mujeres tenemos derecho a ocupar los espacios políticos. Todos. Y hablar de la violencia de género en los espacios políticos es importante y necesario para que nuestra participación sea segura. También hay que hablar de otras cosas, como el reconocimiento de que somos líderes, capaces y muy efectivas cuando nos lo proponemos. Hablar de las dobles varas en el juicio público. Y hablar también del machismo internalizado cuando se trata de abrir espacios para compañeras. Pero esa es otra conversación a la que debemos regresar muy pronto. Por el momento, esta crisis del PIP debe servir para mirar a los demás partidos y preguntarnos: ¿Qué han hecho los demás? Aprovechemos la ocasión para pedir acciones en todos.

6.7.22

El pesimismo colonial

 El día que yo compre y acepte el discurso fatalista de que nada cambiará, nada tiene remedio y este país está tirado a pérdida, me voy de Matria y de todo lo demás.


Miremos bien los pensamientos que albergamos, los mensajes que enviamos al resto del país y cómo las derrotas preceden a las acciones.


Una cosa es ser realista y predecir retos y otra muy distinta es vivir obviando la esperanza y negándose a ver las victorias de nuestra voluntad y resistencia.

Las últimas de la fila

 No recuerdo que alguien me haya dicho de niña que debía ser la última en comer. Pero lo aprendí. De adulta, al cocinar o comprar comida par...