8.6.12

Dubi-dubi

Me pregunto si Lucé Vela se ha hecho un dubi-dubi alguna vez en su vida.  No sé, tal vez por ser de la generación de las cuarentonas, se hizo uno en la adolescencia.  Un dubi resulta más barato que un blower y ciertamente ha sido el resuelve de miles de mujeres que quieren verse regias al llegar al trabajo o alguna actividad social.  Los dubi-dubis, sin embargo, han sido el objeto de varias guerras clasistas en las redes sociales.  Tal vez por eso Lucé no los usa.  Los dubi-dubi son principalmente un recurso de la clase trabajadora y de las clases de más bajos ingresos.
¿Cómo va la primera dama del país a andar en dubi-dubi por la Fortaleza?  ¡Levantarse en la mañana y sentarse a desayunar con un dubi-dubi mientras asesores, guardaespaldas y alcahuetes se miran entre sí consternados por esa imagen tan… tan… humana.

Porque de eso se trata el gasto de miles de dólares en el arreglo personal de Luz Eufemia Vela Gutiérrez: de posicionarla en un nivel superior al del resto de las mujeres de la Isla, de establecer una distancia simbólica entre el poder y la sumisión, de crear una ama benévola que se proyecta y se construye a sí misma como la esposa perfecta y la figura que apoya el ejercicio del poder sin contradecirlo o cuestionarlo.  Siempre sonriente, siempre perfecta, siempre sumisa y siempre adecuadamente colocada tras la figura de su esposo.

¿Usar dubi-dubi es demasiado sacrificio para el nivel de vida al que está acostumbrada la primera dama?  Parece que sí.  Sin embargo, el sacrificio que se le exige al resto del país no guarda proporción.  Un cálculo rápido del gasto en imagen de la primera dama nos muestra que con lo que ella gasta- cerca de $2,300 mensuales-  muy bien podríamos pagar el salario de una trabajadora social, la renta del local de una organización sin fines de lucro o una intercesora legal que pueda evitar tragedias como la de ocurrida en el tribunal de San Juan.  Sin embargo, cuando esos gastos aparecen en los presupuestos de las organizaciones que reciben fondos del gobierno, se les escatiman y se les niegan.  Gastar $600 en energía eléctrica o $2,000 en un salario siempre parece un gasto excesivo para el personal de las agencias a cargo de evaluar nuestras propuestas.  Nos piden que paguemos menos o- de otro modo- que optemos por identificar “otras fuentes de fondos” con los cuales pagar lo que ellas se niegan a pagar.  ¿Por qué? ¿Qué vale más para Lucé y compañía?  ¿Un peinado o una puerta de esperanza para quienes reciben servicios en las organizaciones?  Y bueno, del dubi-dubi Lucé no se escapó.  Algún alma justiciera ya la publicó en Facebook gracias a photoshop.

2.6.12

Corazón valiente

Si hacemos una búsqueda en internet sobre suicidios de adolescentes homosexuales encontraremos historias muy tristes. Historias de violencia, de abandono, desamor, acoso y discrimen… tal y como los casos que se han reportado en nuestro país en el último año.   

En Puerto Rico, miles de jóvenes viven la pesadilla de la homofobia.  La viven en sus escuelas, en sus iglesias y en sus hogares.  Algunos viven en las calles y carecen de servicios de salud porque los adultos que debían amarles y protegerles los echaron del hogar y los desterraron de la infancia prematuramente.  Son jóvenes que están expuestos a agresiones sexuales, al VIH, a la prostitución y a la muerte.  Tampoco podrán estudiar y desarrollarse profesionalmente porque están concentrados en sobrevivir.  Todo eso lo viven, porque en nuestra Isla la homofobia se ha entronizado en el discurso oficial del estado, de iglesias y de medios de entretenimiento que nos encuentran particularmente atractivos a la hora de escoger un tema para la burla y la sátira.
Estos jóvenes de la comunidad lésbica-homosexual-bisexual-transgénero y transexual (LHBTT) necesitan y merecen un país en el cual puedan vivir plenamente.  Necesitan que las personas adultas de esta misma comunidad se hagan visibles en el país y le den esperanza.  También necesitan saber que la homofobia puede contrarrestarse y que existe gente solidaria capaz de respetarles.  Por eso hoy, en Puerto Rico, la gente de corazón valiente es más necesaria que nunca.  Gente que no tema hacer lo correcto cuando de amar al prójimo se trata.  Gente que no tolere acciones y palabras que impliquen degradar y hacer daño a otro ser humano.
En estos días en especial, necesitamos corazones valientes que apoyen con su presencia la marcha Orgullo Arcoiris que se celebrará el domingo, 3 de junio en San Juan.  Gente que independientemente de su propia orientación sexual, entienda que al afirmar la identidad y los derechos humanos de las personas que pertenecen a la comunidad LHBTT salvan vidas y crean espacios libres de dolor y soledad.  Corazones valientes que envíen un mensaje claro y contundente de amor y respeto al resto de país.  Yo marcharé, ¿y tú?

Las últimas de la fila

 No recuerdo que alguien me haya dicho de niña que debía ser la última en comer. Pero lo aprendí. De adulta, al cocinar o comprar comida par...