12.5.07

Maternidades revolucionarias

El Nuevo Día, Voces
11 de mayo de 2007

Para las participantes de Matria

Conozco muchas madres que han revolucionado la maternidad. Mujeres que se reconocen como seres humanos plenos y no como apéndices de otras existencias. Que saben que su poder para crear vidas, va más allá de ubicarse en un segundo plano renunciando a todo. Que reafirman su ser interno y que defienden sus espacios de desarrollo y de crecimiento. Que se saben con derecho a ser felices por sí mismas y desde ahí, trabajar para la felicidad de quienes les rodean.

Cuando se acerca el famoso y comercial día de las madres, el país se llena de propaganda que distorsiona el verdadero sentido de la maternidad. Reafirmando los estereotipos por género, nos venden la idea de que las madres sólo viven para hacer felices a sus hijos e hijas, que sus deseos no cuentan y que las mejores son las que sacrifican TODO por sus crías. Ese mismo discurso es el que se inserta en las mentes y espíritus de muchas mujeres para que renuncien a su propio desarrollo, a trabajar por sí mismas, a satisfacer sus deseos de superación. Las induce a pensar que las madres que trabajan o se superan son culpables de todos los males sociales. ¡Cuántas mentiras y prejuicios aún nos quedan por derribar!

¡Ya basta de regalar a las madres de este país lavadoras, estufas y ollas! Regalémosles respeto, oportunidades para crecer como seres humanas, el reconocimiento de su derecho a vivir plenamente y no como seres secundarios de nuestra sociedad. Créanme que sus hijos e hijas se beneficiarán de esa felicidad, del amor incondicional que se deriva del trabajo interno, de los espacios para el diálogo intergeneracional, de las oportunidades para su propio desarrollo que se derivarán de su progenitora.

Felicitemos a las mujeres que se atreven a revolucionar la maternidad. Esas que, sin dejar de ser responsables con sus hijos e hijas, han decidido ser responsables consigo mismas y comprometerse con un proceso de crecimiento personal y de desarrollo profesional. Felicitémoslas porque ellas están aportando a este país desde la esperanza y el amor. Están rompiendo con siglos de desigualdad. Su maternidad irá más allá de sus hijos. Serán madres de una nueva sociedad.

Los contraataques conservadores

El Nuevo Día, Voces
5 de mayo de 2007

Podemos cansarnos de creer en un país mejor. Es verdad. Parece inaudito que todos los días encontremos en el periódico noticias sobre nuevas acciones dirigidas a menoscabar derechos, borrar los logros alcanzados por grupos minoritarios e ignorar los avances de nuestra sociedad. Es como tener que luchar a brazo partido para mantener a salvo los derechos ganados con intensas y sacrificadas luchas. Es sentir que para avanzar un poco más y dejar un legado a nuestros hijos e hijas nuestras vidas no son suficientes.

Nuestros derechos ciudadanos son inestables, y no porque estemos en evolución. Este estado de inestabilidad surge de una extraña confusión que me molesta y que parte de la idea de que lo tradicional, lo establecido e impreso en nuestras conciencias sin nuestro consentimiento y lo que por siglos ha regido, es lo que debe permanecer por encima de todo, aún de nuestros propios derechos como seres humanos. Suena contradictorio pero no lo es. Cuando se reivindican derechos de las clases trabajadoras, de las mujeres, de los negros, de los inmigrantes y de la comunidad LGBT una esperaría que esos derechos se garanticen, que den estabilidad y paz a la sociedad. Pero ocurre lo contrario: un contraataque conservador virulento y persistente que se vale de todo para anular los logros obtenidos.

¿Podemos renunciar ahora a nuestros derechos para complacer a quienes se benefician de nuestra falta de igualdad? No. Eso no es posible ni aceptable. ¿Por qué se calla la gente cuando se amenazan sus derechos? ¿Será que no los conocen? Desconocer nuestros derechos y dudar si los merecemos es el primer paso para renunciarlos. Temer, callarse y dejar que otros discursen desde el odio y la intolerancia es el segundo paso y quizás el más dañino.

Ahora la nueva noticia, forzada por la incompetencia legislativa, es una posible enmienda a la Constitución para “atajar” la posibilidad de matrimonios entre parejas de un mismo sexo. ¿Quiénes se atreverán a hacerle frente a esa enmienda que lo único que pretende es validar el odio y la inequidad? No dejemos solos a quienes tienen la valentía de defender la equidad. Sin equidad para todas nuestras ciudadanas y ciudadanos no hay posibilidad de paz.

Las últimas de la fila

 No recuerdo que alguien me haya dicho de niña que debía ser la última en comer. Pero lo aprendí. De adulta, al cocinar o comprar comida par...