18.4.07

Plancha de solidaridades

Publicado en Voces, El Nuevo Día
16 de abril de 2007

Nuestro pueblo entregó su poder político a tres partidos que claramente no tienen la capacidad de gobernar para nosotras y mucho menos de asegurar un futuro. Día tras día las noticias nos llevan de un caos a otro. La inestabilidad que se siente a nivel social y económico es real. No se ve un plan de acción gubernamental coherente y estructurado. Lo único que podemos ver es el egoísmo partidista rampante preocupado por las próximas elecciones.

Sé que la mayoría de este país ve lo mismo que yo y se indigna. Pero indignarse sin actuar es lo mismo que ser indiferente. Es ser negligente. Es pecar de omisión. Porque resulta que hacer el bien por el país no es lo mismo que meramente evitar hacer el mal. Muchas veces nos tranquilizamos pensando que con no infringir leyes y trabajar, mantener nuestras cuentas al día y cuidar la familia, ya somos buenas ciudadanas y ciudadanos. Pero no es así. La ciudadanía debe ejercerse desde la acción concreta a favor de las cosas que nos preocupan y que nos importan. Actuar así es hacer el bien.

Sepan algo, no estamos indefensas ante el gobierno y los partidos políticos. Me resulta imposible aceptar la idea de que cuatro millones de puertorriqueñas y puertorriqueños estén a merced de un puñado de mediocres. Espero que el resto del país pueda pensar igual que yo, pues nuestra esperanza de cambio reside en la creencia de que tenemos el poder de actuar.

La carrera hacia las elecciones del 2008 está a punto de iniciarse con el periodo para radicar candidaturas. ¿Quiénes irán a radicar las suyas? ¿Los mismos políticos? ¿Y dónde están las ciudadanas y ciudadanos decentes, brillantes y líderes que a diario mueven el país desde las comunidades, las organizaciones sin fines de lucro, las empresas privadas comprometidas con el bienestar del país? La gran sorpresa sería, y lo digo casi como una súplica, que las personas decentes se decidan a aspirar a los puestos electivos. La mejor sorpresa sería, por insólita y retante, que lo hagan, no desde los partidos políticos, sino desde una coalición de candidaturas independientes. Sí, algo así como una plancha de solidaridades y esperanza, alimentada con el deseo genuino de cambiar para bien a nuestro amado país.

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