3.2.09

Ley de Pago Justo

Según datos estadísticos, en Puerto Rico, el nivel educativo de las mujeres que trabajan es mayor que el de los hombres. Sin embargo, su mediana de ingresos es 8% menor que la de ellos. Si miramos con mayor atención descubriremos, además, que sólo un 1.6% de las mujeres ganan más $75mil al año versus el 4.1% de hombres. Definitivamente las mujeres aún no han alcanzado la equidad económica en nuestra Isla. El discrimen por razón de género está presente en esta realidad.

Esta situación ha sido ampliamente denunciada por grupos feministas y de mujeres por décadas y en las pasadas elecciones tanto el Partido Nuevo Progresista como el Partido Independentista incluyeron en sus plataformas de gobierno el compromiso de lograr igual paga por igual trabajo para las mujeres de la Isla.

En Estados Unidos, el tema fue ampliamente discutido durante la campaña electoral y el pasado jueves, 29 de enero, su Presidente, Barak Obama firmó la Ley de Pago Justo Lilly Ledbetter. Esta ley federal, es una respuesta a una decisión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos del año 2007 en la cual se determinó que la demanda incoada por una mujer que alegó discrimen salarial estaba prescrita a pesar de que ella advino en conocimiento del discrimen luego de trabajar para su patrono por 19 años. Con la Ley de Pago Justo, cada nuevo cheque que se emita y con el cual se violente el derecho a recibir igual paga por igual trabajo extiende por 180 días el periodo de tiempo para demandar al patrono que discrimina. En la ceremonia de firma de la Ley, el presidente Obama declaró que “todas/os somos creados en igualdad”.

No hay duda de que esta ley representa un paso de avance para las mujeres y para otros grupos discriminados. Aún así, la misma por sí sola no es suficiente para terminar con el problema de discrimen por razón de género y el llamado techo de cristal con el cual tantas mujeres chocan en el ámbito laboral y político. Aún necesitamos otras medidas que nos permitan incorporarnos al mundo del trabajo efectivamente. La brecha económica- más profunda que la salarial- no responde solamente al discrimen en el cual se incurre al pagarnos salarios más bajos que a los hombres, sino al hecho de que muchas veces no somos consideradas para ascensos, somos excluidas de oportunidades de trabajo que representan más reto o simplemente las condiciones laborales sumadas a la realidad social que vivimos, nos hacen autoexcluirnos de posiciones de mayor poder, responsabilidad y paga.

Mientras en nuestra Isla, y en los Estados Unidos, se siga pensando que las mujeres somos las responsables principales de las tareas domésticas y de la crianza de los/as hijos/as-y que ese es nuestro lugar-, mientras se considere que no tenemos las cualidades necesarias para ejercer un liderato efectivo, mientras se piense que en los espacios de trabajo es aceptable juzgarnos por nuestro físico y no por nuestras capacidades y mientras se nos vea como seres inferiores a nuestros compañeros varones, la brecha económica que nos separa de éstos permanecerá ahí. El reto, compañeras y compañeros que nos escuchan, es continuar caminando con la vista fija en la equidad y en la libertad que ésta representa para todas y todos por igual.

Escúchelo: http://www.wrtu.pr/audio/ANAL%2003FEB2009.mp3

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