17.4.22

Mi hermano



Una construye su vida desde la hermandad primera. Los hermanos son parte de lo que somos y de lo que seremos. Con sus luces y sombras- con nuestras luces y sombras- en un proceso complejo en el que nos vemos como en un espejo. 

A veces veo a mis hermanos en las caras de mis hijos e hija. Les veo en mis sobrinas y sobrinos. Y siempre me maravillo cuando veo un gesto replicado. También hay momentos en que me aterrorizo cuando presiento un bucle de tristezas y luchas que parece repetirse de generación en generación. 

Soy la hermana mayor. La que recibió a Tato (Antonio, Tatito) con un botellazo de talco cuando le conocí recién traído del hospital (celos, celos) y la que anoche lloró desconsoladamente sobre su pecho que ya no respiraba ni latía. 

No se ama a nadie de esta manera. Construimos un mundo de emociones desde y hacia nuestros hermanos.

Amo a Tato. Y por él amo a sus hijas. Con las imperfecciones que tienen los amores fraternales y los recuerdos dulces y amargos que nos construyen y nos seguirán construyendo. 

Todavía no acepto la muerte de mi hermano. No lo creo. Aunque estuve con él esas últimas horas y junto a sus hijas.

Es una nube de mariposas negras, negrísimas, y pesadas revoloteando en el medio del pecho. Es la sed que no quiere agua. Es el letargo que no logra acomodarse para descansar de esta pesadilla porque hay cosas que hacer, gente amada que cuidar y esa parece ser la forma de rescatarse una misma.

Antonio Juan Pagán Jiménez (Tatito, Tato)

25 de enero de 1970

17 de abril de 2022


El segundo de tres.

El que hará falta en las fotos por venir y los días por vivir.


Tengo el corazón roto.

Las últimas de la fila

 No recuerdo que alguien me haya dicho de niña que debía ser la última en comer. Pero lo aprendí. De adulta, al cocinar o comprar comida par...