9.8.12

Una paz viva



Es fácil caer en la tentación de las marchas y de lo mediático.  Pensar lo que haremos desde una lógica de marketing y auto engañarnos con eslóganes sobre la paz.  Pero hablar de paz sin equidad, no deja de ser eso, un conveniente eslogan para acallar nuestra conciencia y ganar indulgencias con ciertos sectores del país.  Esa paz no existe.  No hay paz en Puerto Rico, y tampoco la habrá el próximo domingo aunque miles de personas marchen bajo la consigna de “hoy es un buen día para tener paz”.  Tampoco la habrá la semana siguiente aunque la gente caiga en la trampa de votar “Sí” en el referéndum del 19 de agosto.

La paz se construye en el diario.  No con marcas de fechas.  La paz se construye desde cada persona que elige mirar y respetar al prójimo.  No desde personas que se sienten dueñas de verdades absolutas y deciden ignorar los grises que matizan el devenir social.  La paz se construye con respeto y empatía.  La paz no se construye tratando el dolor ajeno como una mercancía. 

Desde ese respeto al dolor de las madres y padres que promueven la marcha del próximo domingo, debo decir que difiero del discurso que se ha ido construyendo en torno a la misma.  Claro que es importante aspirar a una patria de paz, de seguridad y de tranquilidad.  Pero es aún más importante aspirar a la equidad porque sólo desde ella es posible la paz.  Cuando miles y miles de familias de nuestro país viven en un estado de sobrevivencia, confinados al otro lado de la verja del bienestar, estamos en un estado permanente y no declarado de guerra.  Por eso mueren y sufren personas de ambos lados.  A algunos se les llora y se les enaltece, a otros se les olvida, se les culpabiliza de sus propias muertes y se les señala como eje de la maldad.

Algunas personas dicen que en Puerto Rico hay una crisis de valores y que con mano dura lograremos corregir a quienes actúan con violencia.  Casi, casi parecen querer implantar la máxima de que “a palos aprende el buey”.  Y así, parecen animalizar la realidad de esos otros seres humanos… los que según ellos y ellas no tienen valores, no saben criar a sus hijos e hijas, son unos mantenidos y miles de cosas más.  Pero en Puerto Rico, la verdadera crisis es de desigualdad.  Una desigualdad que da derecho a unos de juzgar y condenar a otros.  Una desigualdad que nos deja insensibles ante el dolor ajeno si ese otro u otra no es de nuestro lado de la verja.

Yo conozco muchas personas de ambos lados de la verja que nos segrega como sociedad y en todas he visto el amor.  En ambos lados he visto personas buenas y comprometidas y les ruego a todas que hagan una pausa para mirar a través de esa verja que nos separa sin pretender ser superiores o imponer creencias propias.  Les pido que más que marchar por la paz un solo día, estén dispuestas a trabajar por ella dejando a un lado los prejuicios de clase, raza, religión, género y política que día a día disparan granadas de odio e incomprensión en esta guerra que nos consume.

Pido también un armisticio.   Un deponer de armas.  Un espacio en el cual podamos establecer que la dignidad y los derechos constitucionales no se renuncian como parte de ataques kamikaze al enemigo que imaginamos en las otras y otros.  No sólo marchemos por seguir instrucciones.  Pensemos.  Y el 19 de agosto, en aras de esa paz, votemos NO-NO en el refréndum.

1 comentario:

  1. Anónimo7:50 a.m.

    Decia Ghandi que "no hay camino hacia la paz, la paz (misma) es el camino"... Porque para "vivir en paz", hay que "vivir la paz", hay que asumirla como un valor y una actitud. Ciertamente quienes creen o promulgan que la paz se consigue "con mado dura" fallan crasamente en su objetivo. Limitar derechos que defienden nuestra libertad es atentar contra nuestro derecho superior de vivir en paz...(con Ho Chi Min en la memoria)

    Insisto: "No y NO", y punto...!

    LiSA :)

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