Las claves que nosotras percibíamos estaban presentes en noticias, discursos políticos, páginas web, periódicos, iglesias de toda clase y radio.
En aquel momento el mensaje del Movimiento Amplio de Mujeres de Puerto Rico no había logrado la resonancia mediática que alcanzó en el año 2009. Desde Matria, habíamos logrado una cierta presencia pública, pero siendo principalmente una organización pequeña de servicios, tampoco habíamos logrado un reconocimiento tal que nos permitiera llegar al país con un mensaje de advertencia que de alguna manera contarrestara toda la campaña mediática del Partido Nuevo Progresista. Queríamos hablarle al país de derechos humanos, de la importancia de respetar la diversidad, del riesgo en el que nos encontrábamos que se borrara la línea que debe separar la Iglesia del Estado y de cómo la pobreza aumentaría si se permitía que se implementaran las propuestas de dicho partido. Nosotras no éramos militantes en ningún partido político, así que nuestras acciones políticas eran independientes y por lo mismo difíciles de comprender en un país en el que la democracia se veía como un ejercicio de votación partidista cada cuatro años.
De las muchas propuestas que sometimos a los partidos, hubo unas en especial que se relacionaban con el campo de las comunicaciones. Textualmente las propuestas leían como sigue:
“Hoy en día las tecnologías de comunicaciones son vitales para garantizar el acceso a la información de todas las personas y a la vez, para brindarles el poder necesario para participar activamente en los procesos democráticos. Los medios de comunicación pueden jugar un rol importante en el desarrollo de una imagen positiva, no estereotipada por género de las mujeres en la Isla y en el mundo. Tomando en cuenta esto, proponemos:
1. Proveer recursos accesibles, innovadores y costo efectivos para proyectos de comunicación y tecnología que promuevan la equidad por género.
2. Revisar los anuncios, publicaciones y manejo de medios por parte del gobierno para asegurarse de que éstos sean equitativos por género y no promuevan roles estereotipados que impidan el acceso de las mujeres a los servicios de éste y su pleno desarrollo.
3. Regular los co-auspicios en los cuales el gobierno incursiona para prohibir la inversión de recursos gubernamentales en actividades o programas artísticos y/o culturales en los cuales se expone de manera negativa la imagen de las mujeres, se promueven estereotipos por género o se fomenta o justifica la violencia en contra de éstas.
4. Sensibilizar la opinión pública sobre las causas y efectos de la desigualdad de género en la sociedad.
5. Fomentar imágenes revalorizadas y productivas de las mujeres.”
No hay que buscar demasiada información para saber que el gobierno electo en las elecciones del 2008 no sólo resultó ser el PNP, sino que ignoró totalmente las propuestas que le sometimos.
Cada una de nuestras propuestas recibió una dura respuesta desde las tres ramas gubernamentales de nuestra Isla.
Los anuncios pautados por agencias de gobierno como el Departamento de la Familia, fomentan una imagen distorsionada de las mujeres y crean una expectativa social anacrónica que las supedita nuevamente al espacio doméstico y de la maternidad. Todavía resuena en mis oídos la voz de la Secretaria de la Familia cuando dijo que las mujeres debían actuar como las gallinas y proteger a sus hijas e hijos.
El proyecto de educación con perspectiva de género que pudo haber iniciado una nueva era para nuestra infancia permitiéndole vivir un proceso de transformación en el lenguaje, la ética y la manera de relacionarse en comunidad, fue enterrado como si se tratara de una propuesta satánica.
En vez de sensibilizar al país sobre la desigualdad de géneros, el mensaje gubernamental intenta invisibilizar esa desigualdad y trivializarla con anuncios e intervenciones en prensa en los que se culpabiliza a las mujeres de la violencia machista, se ponen parchos con la “promesa de hombre” y se crean campañas pensadas desde la estética y no desde la ética y el conocimiento sobre el origen de esa desigualdad.
¿Qué imágenes de las mujeres hemos recibido desde el gobierno? Imágenes de mujeres descontroladas, totalmente supeditadas a la voluntad de un partido político y enajenadas de las luchas que otras mujeres sostienen desde la sociedad civil.
El reto en esta guerra mediática, es lograr enviar un mensaje coherente que se sustente con acciones gestadas desde el valor de cada una de nosotras. Afortunadamente, no estamos solas y muchas otras compañeras y compañeros de los medios de comunicación aportan desde sus espacios una nueva mirada que permite a las ciudadanas y ciudadanos comunes entender que la transgresión es- en este caso- un asunto de principios, de evolución humana y en definitiva de amor al prójimo y a la libertad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario