Hace varias semanas recibimos en Matria una invitación
sorprendente. En el mundo surreal de la
colonia todo puede pasar. En un sobre
blanco nos llegó nada más y nada menos que una invitación para asistir a una
actividad de recaudación de fondos de Luis Fortuño. Por un moderado donativo de $500pp, Proyecto
Matria podría participar en una fiesta cuyos detalles no aparecen en la
invitación aunque sí aparece otra información.
Augurando tener una excelente probabilidad de
ganar la elección y el plebiscito, nos dicen enfáticamente que necesitan
nuestra ayuda. Lo cierto es que, en el
año 2009 y a pesar de que conocíamos la agenda del gobernador, Matria puso a su
disposición el modelo de desarrollo económico e incubación de microempresas
desarrollado en la organización y que ha sido reconocido a nivel
internacional. Tal parece, sin embargo,
que no necesitaban ese tipo de ayuda. Necesitaban
más un modelo de empresarismo hueco y basado en alabanzas cristianas que no ha
generado el crecimiento económico que vaticinaron. Hoy necesitan nuestros $500.
Viendo la incapacidad gubernamental para atajar
la violencia hacia las mujeres, Matria también hizo recomendaciones escritas y
públicas al gobierno para generar acciones concretas y viables dirigidas a
crear una red de protección y prevención. Ante el fracaso de la “Promesa de Hombre”, el aumento en violencia
entre jóvenes y el alza en asesinatos de mujeres, propusimos fortalecer
espacios comunitarios y dar herramientas a nuestra gente para que identifiquen
a tiempo la violencia de género y sepan qué hacer antes de que una mujer pierda
la vida. ¡Ah! Pero parece que eso tampoco lo necesitaba
Luis. Prefirieron contratar al impostor
Aníbal Heredia en el Departamento de la Familia y financiar organizaciones que
atienden la violencia de género desde una visión rosada que encierra a las
mujeres en los mismos estereotipos que las hacen desiguales y vulnerables a la
violencia. Lo que Luis necesita son nuestros
$500.
Y así, descartando nuestras propuestas y las de
otras organizaciones, no sólo nos excluyeron e invisibilizaron dentro del
sistema gubernamental, sino que además nos recortaron fondos. Imagino que porque no nos necesitaban para
oprimir las mujeres pobres de la Isla y tampoco nos necesitaban para quitarnos
derechos a las demás. Lo que necesitaban
y necesitan hoy, son nuestros $500 para volver a ganar.
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