8.7.12

Próximo evento de Brujas y Rebeldes


Acompáñanos a conjurar la equidad y aprovechemos el espacio para conversar sobre todos esos temas que tanto nos apasionan: la equidad, la acción política... y la esperanza...

8.6.12

Dubi-dubi

Me pregunto si Lucé Vela se ha hecho un dubi-dubi alguna vez en su vida.  No sé, tal vez por ser de la generación de las cuarentonas, se hizo uno en la adolescencia.  Un dubi resulta más barato que un blower y ciertamente ha sido el resuelve de miles de mujeres que quieren verse regias al llegar al trabajo o alguna actividad social.  Los dubi-dubis, sin embargo, han sido el objeto de varias guerras clasistas en las redes sociales.  Tal vez por eso Lucé no los usa.  Los dubi-dubi son principalmente un recurso de la clase trabajadora y de las clases de más bajos ingresos.
¿Cómo va la primera dama del país a andar en dubi-dubi por la Fortaleza?  ¡Levantarse en la mañana y sentarse a desayunar con un dubi-dubi mientras asesores, guardaespaldas y alcahuetes se miran entre sí consternados por esa imagen tan… tan… humana.

Porque de eso se trata el gasto de miles de dólares en el arreglo personal de Luz Eufemia Vela Gutiérrez: de posicionarla en un nivel superior al del resto de las mujeres de la Isla, de establecer una distancia simbólica entre el poder y la sumisión, de crear una ama benévola que se proyecta y se construye a sí misma como la esposa perfecta y la figura que apoya el ejercicio del poder sin contradecirlo o cuestionarlo.  Siempre sonriente, siempre perfecta, siempre sumisa y siempre adecuadamente colocada tras la figura de su esposo.

¿Usar dubi-dubi es demasiado sacrificio para el nivel de vida al que está acostumbrada la primera dama?  Parece que sí.  Sin embargo, el sacrificio que se le exige al resto del país no guarda proporción.  Un cálculo rápido del gasto en imagen de la primera dama nos muestra que con lo que ella gasta- cerca de $2,300 mensuales-  muy bien podríamos pagar el salario de una trabajadora social, la renta del local de una organización sin fines de lucro o una intercesora legal que pueda evitar tragedias como la de ocurrida en el tribunal de San Juan.  Sin embargo, cuando esos gastos aparecen en los presupuestos de las organizaciones que reciben fondos del gobierno, se les escatiman y se les niegan.  Gastar $600 en energía eléctrica o $2,000 en un salario siempre parece un gasto excesivo para el personal de las agencias a cargo de evaluar nuestras propuestas.  Nos piden que paguemos menos o- de otro modo- que optemos por identificar “otras fuentes de fondos” con los cuales pagar lo que ellas se niegan a pagar.  ¿Por qué? ¿Qué vale más para Lucé y compañía?  ¿Un peinado o una puerta de esperanza para quienes reciben servicios en las organizaciones?  Y bueno, del dubi-dubi Lucé no se escapó.  Algún alma justiciera ya la publicó en Facebook gracias a photoshop.

2.6.12

Corazón valiente

Si hacemos una búsqueda en internet sobre suicidios de adolescentes homosexuales encontraremos historias muy tristes. Historias de violencia, de abandono, desamor, acoso y discrimen… tal y como los casos que se han reportado en nuestro país en el último año.   

En Puerto Rico, miles de jóvenes viven la pesadilla de la homofobia.  La viven en sus escuelas, en sus iglesias y en sus hogares.  Algunos viven en las calles y carecen de servicios de salud porque los adultos que debían amarles y protegerles los echaron del hogar y los desterraron de la infancia prematuramente.  Son jóvenes que están expuestos a agresiones sexuales, al VIH, a la prostitución y a la muerte.  Tampoco podrán estudiar y desarrollarse profesionalmente porque están concentrados en sobrevivir.  Todo eso lo viven, porque en nuestra Isla la homofobia se ha entronizado en el discurso oficial del estado, de iglesias y de medios de entretenimiento que nos encuentran particularmente atractivos a la hora de escoger un tema para la burla y la sátira.
Estos jóvenes de la comunidad lésbica-homosexual-bisexual-transgénero y transexual (LHBTT) necesitan y merecen un país en el cual puedan vivir plenamente.  Necesitan que las personas adultas de esta misma comunidad se hagan visibles en el país y le den esperanza.  También necesitan saber que la homofobia puede contrarrestarse y que existe gente solidaria capaz de respetarles.  Por eso hoy, en Puerto Rico, la gente de corazón valiente es más necesaria que nunca.  Gente que no tema hacer lo correcto cuando de amar al prójimo se trata.  Gente que no tolere acciones y palabras que impliquen degradar y hacer daño a otro ser humano.
En estos días en especial, necesitamos corazones valientes que apoyen con su presencia la marcha Orgullo Arcoiris que se celebrará el domingo, 3 de junio en San Juan.  Gente que independientemente de su propia orientación sexual, entienda que al afirmar la identidad y los derechos humanos de las personas que pertenecen a la comunidad LHBTT salvan vidas y crean espacios libres de dolor y soledad.  Corazones valientes que envíen un mensaje claro y contundente de amor y respeto al resto de país.  Yo marcharé, ¿y tú?

12.5.12

Madres de la Patria

Cuando se habla de patria y de próceres, pocas veces oímos hablar de las madres de la patria a pesar de que llueven los padres.  Claro, de las madres escuchamos esta semana.  Pero no de las madres como seres políticos, sino de las madres como esas mujeres anónimas, reinas del ámbito doméstico, que lo dan todo, lo sacrifican todo y lo renuncian todo por el bienestar de sus retoños.  Las tarjetas de felicitación llueven en tiendas y en redes sociales con mensajes escalofriantes que podríamos resumir en: “Mami, te amo porque te sacrificas por mí”.  Con esta concepción generalizada de la mujer-madre, no es de extrañar que a nivel social y político se nos siga exigiendo sacrificio y renuncia.  Nos esmeramos por coordinar marchas, kioskos de recaudación, promover alianzas, decorar mesas de prensa, redactar comunicados, tomar minutas y hasta cuadrar chequeras.  Sin embargo, tanto esmero sólo nos sirve para que alguien nos dé las gracias y, tal y como se hace con las madres, se nos reconozca nuestra sacrificada labor.  Cuando luego de recibir las gracias les recordamos que tenemos en agenda algunos puntos importantes para discutir, se nos pide “que seamos pacientes, que luego, que más tarde, que cuando salgamos de los problemas que realmente nos afectan como país, ENTONCES, podremos hablar de los reclamos las mujeres”. En este punto, y a seis meses de las elecciones, las mujeres tenemos que preguntarnos hasta qué punto estamos dispuestas seguir cediendo nuestros derechos y aspiraciones.  ¿Hasta qué punto estamos dispuestas a permitir que las maquinarias de los partidos políticos decidan por nosotras y nos utilicen sin darnos nada a cambio?  Ya sea como candidatas o como votantes, ya es hora de que pensemos en nosotras como seres humanas plenas con derecho a protagonizar nuestras propias vidas y la historia.  Ya es hora de que salgamos de las sombras de la abnegación y que reclamemos para nuestra palabra y nuestros sueños el lugar de prioridad que se merecen en los partidos políticos y en todas las estructuras desde las cuales se construye el país. Las mujeres, aún las que no tienen hijos o hijas, paren nuestra patria a diario desde su trabajo, su inteligencia y su pasión por vivir. Pero ya no estamos para renuncias y abnegaciones. La maternidad de esto que llamamos patria, se construye desde el apoderamiento y el ejercicio de la libertad humana a la que tenemos derecho.

2.3.12

Cerezas amargas

Publicada en El Nuevo Día2 de marzo de 2012

El caso de Héctor Ferrer es la cereza que corona el pastel amargo del machismo institucional.  Un machismo que se ha caracterizado por la utilización de los asuntos relacionados con las mujeres para manipular la opinión pública independientemente del efecto negativo que esa manipulación pueda tener en la vida y seguridad de todas nosotras.  Un pastel que, además, resulta ofensivamente kitsch gracias a los comentarios desacertados y cargados de incongruencias de algunos jefes de agencias.
El tema de la violencia hacia las mujeres hoy protagoniza la campaña electoral.  Lo lamentable, es que lo hace por razones equivocadas.  Ni un lado ni el otro se ha preguntado públicamente lo primero que nos preguntaríamos cuando queremos el bienestar de una mujer en una situación de violencia doméstica: ¿Qué necesita esta mujer para estar segura?  En ambos bandos las preguntas que han servido de guía para sus acciones han sido: ¿Cómo hago para quedar bien públicamente? ¿Cómo aprovecho para aplastar a mi contrincante?
Esto nos obliga a distinguir el tema de la violencia de género del tema del oportunismo político. 
No es un secreto que desde el año 2009 el movimiento de mujeres ha señalado al gobierno y al liderato del PNP como los principales agresores de las mujeres en este país.  Dejaron sin efecto programas exitosos como la carta circular de perspectiva de género, han linchado candidatas a la Procuraduría de las Mujeres, han hecho alianzas con pastores misóginos, han llenado el Tribunal Supremo de jueces incapaces de separar el Estado de la religión y han sido agresivos al referirse a las mujeres.  El PPD ha sido cómplice de estas acciones al no actuar con claridad en controversias relativas a la equidad de géneros y al coquetear con grupos religiosos y conservadores tal y como lo ha hecho el PNP.  ¿Vidas a cambio de votos?  Esa parece ser la consigna de ambos partidos. 
Sólo podremos creer en el compromiso con las mujeres, cuando ambos partidos nos demuestren con acciones consistentes que nosotras importamos más que su afán de poder.  Les creeremos cuando asuman con valentía, y no con conferencias de prensa, la tarea gigante y digna de traer equidad y justicia para cada mujer y niña de nuestro país.  Las mujeres no olvidamos.

12.12.11

Flying Pigs

Publicada el 12 de diciembre en El Nuevo Día

Hay momentos en que amar al prójimo se hace difícil. Hay seres que no inspiran amor. Personas que nos hacen temer que los seres humanos sean incapaces de sobreponerse a sus prejuicios y odios tribales. De ese temor, muy fácilmente podríamos pasar al odio… Pero ¿qué futuro tendría la raza humana si todas y todos temiéramos y odiáramos?
El Código Penal aprobado por el Senado de Puerto Rico no es otra cosa que el fruto del odio, del miedo y del egoísmo de personas que son incapaces de comprender el verdadero significado del amor al prójimo. “Si no es como yo, si no lo entiendo, si me confunde… entonces le temo… y si le temo demasiado, entonces le odio”. De ahí los crímenes de odio, el discrimen, el estado permanente de terror en el que nos quieren mantener. ¿Quiénes se benefician de esto? Definitivamente no es el país.
El día en que una nación pueda crecer amparada en la desigualdad, volarán los cerdos y con ellos nuestra esperanza. Tristemente la esperanza se irá muy lejos y los cerdos se quedarán sobre nuestras cabezas dejando en su vuelo una estela de desperdicios que a la larga nos arroparán. Ya hay demasiado dolor y desesperanza en nuestra Isla. Ambos son una muestra de los desechos de los primeros cerdos que intentan volar a cuenta nuestra y que ya son visibles en los alrededores del Capitolio. La pregunta que me hago es… ¿dónde están cuando no practican sus vuelos? ¿Estarán legislando? ¿Estarán conspirando con los profetas del miedo y contando los votos que esperan acumular para quedarse en sus cómodas jaulas de mármol por cuatro años más?

Hay gente que prefiere ver cerdos volando gracias a la desigualdad antes que atreverse a soñar con una democracia viva y participativa. Al plateársele la posibilidad de proyectos de apoderamiento político que quebranten el bipartidismo que nos consume, casi parecen decir (en inglés por cierto): “That day, pigs will fly!”. Lo cierto es, que no necesitamos cerdos voladores para cambiar un país si cada cual asume desde el amor y el respeto su responsabilidad y se niega a aceptar que le impongan el terror como única realidad.

25.11.11

Día Internacional de No Más Violencia Contra las Mujeres


Honramos a las mujeres cuando honramos la equidad y su derecho a ser felices. Lo demás es pura hipocresía, un intento de entretener nuestros espíritus para que abandonemos el camino que desde hace siglos están caminando las mujeres que nos precedieron. Porque lo cierto es que a pesar de las guerras- cuerpo a cuerpo, políticas, religiosas y familiares- siempre alguna mujer ha dicho: “Soy invencible porque soy un eslabón que une el pasado de otras mujeres con el futuro de las que no han llegado”. Y así, amparada en esa certeza, resiste, sobrevive y camina.

Hoy les comparto un cuento que escribí hace tiempo y que acabo de releer… mirándolo desde mi realidad del día de hoy, sé que ya no significa lo mismo para mí y sé- también- que significará miles de cosas distintas para otras mujeres… Se los regalo como reflexión del día y como cierre de la jornada de este año.

Mira el cielo

-Mira el cielo, mira el cielo, mira el cielo- y señalaba sonriente.

-Mira el cielo- y me miraba con el pelo alborotado por el viento que arrastraba sus propias voces y ecos.

Un paso aquí, otro allí, en la infinita cúpula de esta colina que es a la vez la cobija del mundo subterráneo de las mágicas criaturas que nos acompañan en los espacios adivinados con los ojos entrecerrados por el sueño o la ensoñación…

-Choca los talones. ¡Cree en lo que te digo! Mira el cielo, mira el cielo- dejó de sonreír y me miró seria para ver si le obedecía. Las nubes se goteaban entre los rayos de sol y las hojas levantadas por el viento…

Choqué los talones aún sin creer. Su pequeña mano tomó la mía y comenzó a bailar…

-Mira el cielo. Mira el cielo Mamá.

Se alejaba el cielo, se alejaban las nubes y la cúpula infinita se abrió. Dos niñas en un mundo subterráneo y a la vez etéreo, infinito.

-Mamá, mira el cielo, alcánzalo…- y nos paseábamos en puntas balanceando los brazos entre las raíces húmedas de los árboles que abrazaban ese cielo que ella me pedía que mirara y que ahora se veía a través de un manto translúcido de tierra tibia, seres adormilados en sus huecos cuidadosamente excavados para contenerlos y un laberinto de raíces que atravesábamos como si fueran de agua.

Éramos sirenas en medio de una montaña y un cielo lejano en el que el azul profundo de la noche comenzaba a pintar un fondo en el cual las nubes se escurrían para dejar asomar estrellas.

Un cometa lejano susurraba su estela de luces.

La tierra se iluminaba desde su centro y la luz nos bañaba los pies en olas suaves que nos coloreaban las caras. Alegre, y con el pelo todavía alborotado, ella tenía su mirada clara mientras su pequeña nariz respingona se arrugaba en una sonrisa divertida. Yo, niña con ella, pugnando por ver más allá de las ilusiones y todavía preguntándome hasta dónde llegar.

-Mira el cielo, mira el cielo- y sus manitas me tocaron la cara para hacerme levantar la mirada.

-Mira el cielo.

Puntas y balanceo, puntas y balanceo, las manos ávidas de tocar las paredes de musgo y helechos fluorescentes, los pequeños jazmines de neblina, las furtivas mujercitas brillantes, pequeñas y cobrizas que se asomaban desde las hendiduras de las rocas.

-¿A dónde me llevas?- escuché mi propia voz preguntar.

- Mira el cielo, mira el cielo Mamá. Sigue caminando.

El cielo que corría asustado entre los árboles. Aún podía reconocerlos. El ausubo, el capá, el mangó, todos en sucesión rápida desde la ligereza de mis propios pasos, seguros por veredas subterráneas…

Miré el piso-presa de súbito miedo- el piso, que se movía tan vivo como el cielo y los árboles. Mis pasos lucían lentos pero el piso duplicaba mi velocidad. La tierra era un manto transparente en el suelo y al mirarla, podía adivinar las vetas de energía y de metales que corrían como ríos y se entrecruzaban con grandes rocas oscuras que por ratos parecían moverse.

-Mira el cielo- me recordó, esta vez, seria y apretándome la mano.

-Vamos hacia allá, pero primero debemos llegar al centro.

-¿Qué centro mi niña? El centro de la Tierra es de fuego- protesté. Nuevamente sonrió.

– ¿En qué crees mamita?

- Creo en ti mi vida- y mi mano pequeña se paseó por su cabeza mientras el suelo transparente nos abrazó cual un mar tibio y profundo. Sentí una caída lenta y densa que me hizo cerrar los ojos y desear respirar con todos los poros de mi piel. Alcé los brazos instintivamente sin soltar a mi niña y cuando miré al cielo, vi que permanecía allí, visible, atento a nuestro viaje, sabiéndose el destino.

Mis pies patalearon y atrajeron con sus vaivenes mis pensamientos. Supe que estaba bailando el viaje al centro, amorosamente agarrada de mi niña y dejándome guiar por ella, más anciana que yo y también infinita como la Tierra.

Otra mano desconocida salió del torbellino de piedrecillas que nos acompañaban y yo escondí mi mano libre huyendo de ella. Me moví hacia mi niña y la miré asustada. Ella no me miraba a mí. Miraba la mano y luego a la mujer que se asomó tras la cortina movediza de piedras y vetas metálicas. Reconocí una de las grandes rocas oscuras que divisé anteriormente. Una mujer roca, fuerte, recia, capaz de sostener la tierra del entorno y de mantener el balance que separa esta tierra secreta de la superficie.

- ¡Basta! No es tu momento. No puedes interrumpir este viaje- gritó mi pequeña compañera de viaje con la autoridad de una centinela que se sabe llamada a guardar algo que supera el balance aparente.

- ¿Qué tendré a cambio niña? ¿No ves el cielo cómo se mueve? ¿No ves cuánta fuerza tendré que usar tras su paso?- siseó la mujer roca.

La niña utilizó su mano libre y luego de pasarla por mi frente la posó en su corazón. Uno, dos, tres golpecitos y un chasquido de luz… Entregó a la mujer roca un diamante del tamaño de su corazón con un pequeño rubí palpitante en su centro. La mujer roca lo tomó y lo colocó en su propio pecho. Luego desapareció en el torbellino tal y como apareció.

- Mira el cielo, mira el cielo, míralo bien- su voz se abrió paso entre el zumbido de rocas, raíces y roedores adormilados en sus madrigueras.

Miles de latidos llenaron mi cabeza mientras nuestros pies se posaron en un balcón de piedra a la orilla de un mundo recubierto de neblina y pequeñas luces que flotaban como semillas llevadas por el viento.

- ¿Qué son esos latidos? Llenan mi cabeza.

- Mira el cielo mamita- y puso su mano en mi pecho, mientras yo posaba la mía en el de ella.

- Son todos tus latidos.

Un solo latido dominó mis sentidos.

- Mamita, ¿escuchas los latidos del planeta? Mira el cielo y escucha.

Un solo latido, mirando el cielo, todo se fue acompasando, un latido fuerte…Mi latido y el de mi niña eran uno solo y el planeta mismo, cielo, mar y tierra, era uno solo.El mundo que observaba desde mi balcón de piedra llamaba mi atención. Retiré mi mano del pecho de ella y la posé en la baranda cubierta de enredaderas florecidas con los sueños adormilados que nacieron de los infinitos latidos de otras vidas. Ella dejó caer su mano de mi pecho y de inmediato tomó mi otra mano. Ambas teníamos que ponernos de puntillas para poder ver sobre la baranda.

- No escucho los latidos de este mundo, y sin embargo, veo seres moviéndose en él. ¿Son reales o sólo imágenes?

- Claro que somos reales- contestó desde el aire una mujercita de pelo blanco y rostro aindiado que llegó hasta nosotras desde una casucha cercana.

- Y, ¿qué son? ¿Por qué no oigo latidos?

- Ven conmigo y te enseñaré.

- No hay emociones- dijo mi niña- Sin emociones no hay latidos, no hay amor. Todo es igual y ni siquiera lo hermoso causa alegría.

Por primera vez miré los ojos de la pequeña mujer y me di cuenta de que estaban vacíos. Me estremecí, y miré el cielo sin necesidad de que me lo pidiera. El cielo, lejano, con kilómetros de tierra y vida separándonos. Temí estar alejándome demasiado de él.

- No dejes de creer Mamita- y tomándome la mano con más fuerza, saltó sobre la baranda y me haló con ella.

El cielo se alejó y casi desapareció. Los latidos regresaron. Ahora estábamos a la orilla de un río subterráneo bajo una bóveda de tierra. Las pequeñas mujercitas de cobre que vi al principio del viaje reaparecieron, pero esta vez sin timidez.

- Mira el cielo. Mira el cielo.

Y las nubes corrieron plateadas entre las estrellas para hacerlas parpadear. La Luna coronaba la noche.

- Medianoche. Siento que he viajado siglos- dije.

- Y más- me dijo ella y se rió traviesamente.

Las mujercitas de cobre se acercaron. Se movían como las notas de una guitarra feliz y, aún sin música, yo sentía la melodía que se desprendía de ellas y que las hacía una, una sola danza…El río era oscuro y parecía profundo. Cada vez que una mujercita me pasaba por el lado, se agitaba mi espíritu y se debatían en mí el miedo y la fascinación por saber qué contenían, qué eran.

Mi niña se adentró en el río y su trajecito de flores flotó a su alrededor. Traté de halar su mano para sacarla de las aguas que me parecían oscuras. ¿Qué podría ocultarse bajo ellas? ¿Cómo saber que eran seguras? No se movió y por un momento, estuvimos mirándonos, una en el río y la otra en la orilla. Las pequeñas mujeres de cobre bailaron a nuestro alrededor y éramos nosotras mismas en pequeñas versiones, ahora alegres, luego furiosas, curiosas, confiadas y siempre, entre un vuelo y otro, mirando el cielo.

- ¿En qué crees mamita?

- En ti mi cielo- y la miré a los ojos.

Eran mis ojos.

- Ven al río mamita, ven- y haló suavemente.

Mi propio traje flotó en el agua y mis pies sintieron las plantitas resbalosas, las piedras suaves y las corrientes tibias del río que venía del cielo y volvía a él.  Mi niña intentó soltar mi mano y yo la agarré más. La abracé y se hizo agua.

- Mira el cielo, mira el cielo- y me acosté sobre el río, flotando libre, acompañada de las mujercitas cobrizas y llorando a mi niña hermosa y amada.

- Mira el cielo- me susurró desde el río. Cerré los ojos por un momento y me di cuenta de que el cielo seguía ahí, visible a través de la tierra, los mundos y mis párpados.

Sonreí y me quedé dormida en el río y su abrazo. El latido del agua fue el mío propio.

Un rayo de sol se coló entre las ramas del árbol y me despertó. ¡Amaneció! Y ella dormía acurrucada en mi corazón, sonriente.

24.11.11

A 1 día del Día Internacional de No Más Violencia Contra las Mujeres: Privilegiada


Cada una de las entradas de este conteo regresivo al Día Internacional de No Más Violencia Contra las mujeres, es hecha el mismo día, en unos de esos minutos que logro robarle a la rutina para depositarlos en una reflexión. Son una mirada. Nada más. Desde esa mirada es posible, por lo tanto, que yo misma me vea, o vea mi entorno sorprendida por los sentimientos que vivo desde mi propia humanidad. Me puede conmover una mujer del carro de al lado que va con la mirada perdida por las preocupaciones. Puedo sentir miedo al tomar decisiones que afectan mi vida y la de las personas que amo. Puedo sentir coraje cuando veo que el mundo- mi mundo o el mundo de la vecina- no marcha como debiera: con justicia, con amor, con felicidad… Puedo sentir el inmenso amor de un abrazo y luego querer entretejerlo en las letras que escribo para hacer el momento eterno… Desde ese poder ser, poder sentir, poder pensar y luego poder escribir, reconozco el privilegio en el que he vivido… Mientras yo me preocupo por llegar a la computadora a escribir, otras mujeres se preocupan por qué comerán sus niñas y niños hoy, mientras yo me transporto en mi vehículo y observo a la mujer de al lado, otras mujeres caminan con las bolsas de compra para su familia y aguantan el dolor de la carga… y así, por cada cosa que yo PUEDO hacer, otras mujeres se ven OBLIGADAS a soportar menos, a ser tratadas como menos y a vivir- sí, a vivir- menos.

¿Cuántas otras personas reconocen su situación de privilegio? ¿Cuántas más se plantean la idea de que una vez nos reconocemos privilegiadas nace el deber de actuar para que ese privilegio desaparezca y el resto de la humanidad tenga el acceso que nosotras tenemos a la felicidad?

23.11.11

A 2 días del Día Internacional de No Más Violencia Contra las Mujeres: La Ruta de la Equidad...

Hoy les invito a visitar la página web del periódico Claridad.  Allí se publicó mi columna titulada "La ruta de las mujeres, la ruta de la equidad".  A continuación un fragmento para que se animen a buscarla completa:

"La creatividad gubernamental para mantener un estado permanente de violencia y discrimen hacia las mujeres es infinita. Desde el sexismo benévolo de campañas como Promesa de Hombre y El Verdadero Amor Espera, hasta proyectos de ley amparados en premisas misóginas, pasando por el despido masivo de empleadas públicas con la Ley 7 y el desmantelamiento encubierto de la Oficina de la Procuradora de las Mujeres, cada acción apuntala con la fuerza de un machismo naturalizado la idea de que las mujeres son inferiores, perversas y merecedoras de todo lo que les pasa".




22.11.11

A 3 días del Día Internacional de No Más Violencia Contra las Mujeres: Dos niñas tomadas de la mano

Esta mañana, al llegar a Matria, me pasó por el lado un grupo de niñas y niños de camino a la escuela.  Tres niños, dos niñas.  Las dos niñas parecían hermanitas.  La mayor (de unos 10 u 11 años), llevaba de la mano a la menor que tendría unos siete años.  La llevaba bien agarrada, probablemente por instrucciones de la madre.  "No se te ocurra soltarla", le habrá dicho.  Y así habrán cruzado calles, tal vez la avenida Mercado si vienen desde la barriada Morales de Caguas.  La mayor vería en cada automóvil y transeúnte un peligro del cual debía proteger a su hermanita.  Se sentirá importante con esta ecomienda.  Tal vez sienta algo de miedo, porque, bueno, ella también es una niña... Va de la mano con su hermanita y pasa por el lado de anuncios en los que otras niñas (ya adultas) son puestas en venta... no se dará cuenta de que ese es otro peligro... Escuchará el radio a todo volumen de un automóvil y sentirá en su cuerpecito la vibración de la música que repite "perra, perra, perra" y el coro femenino que contesta "papi, papi, papi" y tal vez sienta que algo de ello le molesta, pero ver y escuchar todo eso en su caminar a la escuela, terminará por hacerle creer que está bien, y que la que está mal es ella.  Un día caminando, con su hermanita agarrada de la mano, algún hombre notará sus senos incipientes y le dirá algo... o tal vez alguno de sus compañeritos del caminar la mire de otra manera... No soltará a su hermanita, al menos por ahora, y puede que de momento sentirse mirada le haga sentido... en especial si nadie más la mira, si nadie ve su potencial, si nadie la ha amado lo suficiente como para quererla libre, si nadie le ha dicho que es infinitamente poderosa... Y así, más tarde, puede que suelte la mano de su hermanita y la deje transitar sola... mientras ella misma abraza su soledad sorprendida ante el mundo y temblando mientras se pregunta: ¿De esto se trata la vida?

21.11.11

A 4 días del Día Internacional de No Más Violencia Contra las Mujeres: Una semana para reflexionar sobre los excesos

Ya se oyen los anuncios del viernes negro.  Viernes que coincide con el Día Internacional de No Más Violencia Contra las Mujeres.  Comienzo la semana pensando cómo acercarme al tema del consumo desmedido para que la solidaridad le gane a la pobreza.

20.11.11

A 5 días del Día Internacional de No Más Violencia Contra las Mujeres: Silencio


Podemos escuchar el silencio. A veces, la propia conciencia lo necesita. Pues, ¿cómo encontrar una voz que nos haga sentido cuando el espacio está lleno de tantos profetas? Las mujeres estamos cansadas de profetas que nos degraden, nos amenacen y nos maldigan. Silencio. Un segundo de silencio para encontrar nuestras voces.

19.11.11

A 6 días del Día Internacional de No Más Violencia Contra las Mujeres: La nueva Matria



Desde niña siempre resentí la llegada de los colonizadores españoles a mi patria. Por momentos renegué, incluso, de mi sangre. Quise pensar que la sangre africana e indígena me hacía más fuerte… y aun así, dolía. Dolía el racismo que se unía a la desigualdad de géneros a pesar de que ninguno de los dos conceptos figuraba en aquél entonces en mi lista de conceptos… Dolían las historias escuchadas de mis abuelas o tías… esas historias en las que se pasaba hambre, se sufría marginación, se era excluida de la educación, se convertían las niñas en segundas madres mientras se quedaban sin infancia… De esa violencia nacieron muchas de nuestras familias y ante esa violencia comenzaron a desarrollar estrategias de sobrevivencia. ¿Se pueden juzgar los actos de una mujer que sobrevive? ¿Se pueden juzgar los actos de una patria/matria que sobrevive? El espíritu guerrero de las mujeres que han parido nuestra patria ha sido la clave para que sobreviva nuestra nación. El espíritu guerrero de las mujeres que hoy sobreviven la realidad nacional y se aprestan a enfrentarla, es el que nos dará una nueva Matria/Patria para cada persona de esta Isla.

18.11.11

A 7 días del Día Internacional de No Más Violencia Contra las Mujeres: Las mujeres que conspiran



Anoche se reunió parte del equipo de voluntarias que trabajará La Ruta de las Mujeres. ¡Cuánto amor en una mesa! ¡Cuántos deseos de aportar a la vida de otras mujeres que ni siquiera conocemos personalmente! Así se hace patria y la transformamos en una Matria… saliendo de las cajitas cómodas en las cuales ya conocemos todo y lanzándonos a ese otro Puerto Rico que intuimos, que algunas creemos conocer y que en realidad es tan infinito como nuestra diversidad humana.

17.11.11

A 8 días del Día Internacional de No Más Violencia Contra las Mujeres: La juventud que sueña


Hoy comencé mi día a las 7:00AM en la UPR de Río Piedras y luego lo continué en una maravillosa escuela superior pública en Bayamón. Dos grupos de estudiantes se convirtieron en mis maestros del día. Les compartí lo que pienso, lo que creo saber, lo que me preocupa… y les escuché preguntar, les vi sorprenderse, les sentí moverse entre la incredulidad y la certeza. Cada uno y una según su realidad y su definición de amor y justicia. Mientras más privilegios asumidos como derecho natural, menos deseos de mirar al prójimo. Mientras más experiencias de desigualdad atestiguadas, más capacidad para abrir los ojos a la realidad de los otros y las otras… y aun así, sueñan.

15.11.11

A 10 días del Día Internacional de No Más Violencia Contra las Mujeres: Cuando se sueña, no existen renuncias


Hoy es un día en el que yo misma me pregunto si estoy dispuesta a pagar el precio de mi libertad y la de mis hermanas. Me pregunto cuánto más debo empujar, debo halar, debo renunciar. Y luego de preguntármelo, alguien me consulta qué hacer por una mujer que tiene miedo y que se siente acorralada por la vida… y me digo: “Ok. Siempre podemos empujar un poco más, trabajar un poco más y soñar un poco más”. Cuando se sueña, no existen renuncias.

14.11.11

A 11 días del Día Internacional de No Más Violencia Contra las Mujeres: La equidad no es una utopía


Lunes de esperanza… a pesar de la violencia generalizada y del dolor que nos abate. Sí, es un comienzo de semana lleno de esperanza porque existen los espacios rescatados para trabajar por la equidad. Porque existen las voces que hablan de amor al prójimo y las manos que están prestas a sostener, a construir y a trabajar por la equidad de géneros. La equidad no es una utopía. La equidad es parte de nuestra naturaleza humana porque como seres humanos, aspiramos a la felicidad y sabemos que mientras haya mujeres padeciendo pobreza, agresiones y exclusiones por razón de su sexo, la otra mitad de la humanidad no podrá vivir en paz.

13.11.11

A 12 días del Día Internacional de No Más Violencia Contra las Mujeres: Rosa y azul


Las niñas se visten de rosado, los niños de azul… y así, aún criados en el mismo ambiente, con la misma familia, la misma escuela… sutilmente se va construyendo una imagen de lo que cada cual debe ser y de lo que cada cual debe aspirar para poder fluir sin problemas en este mundo en el que nos ha tocado nacer… ¿Es esto inevitable? No lo es. Ojalá y cada madre y padre del planeta pudiera asumir un compromiso con la deconstrucción de este mundo que encadena a nuestras hijas y a nuestros hijos. Ojalá y les acompañáramos en su camino a la libertad mientras nosotras mismas nos hacemos libres…

12.11.11

A 13 días del Día Internacional de No Más Violencia Contra las Mujeres: Disparos en el supermercado


Hay ocasiones en las que la violencia contra las mujeres parece inevitable. Me refiero a esos ataques en los que el agresor aparece de la nada y, sin aviso o advertencia, abre fuego sobre la mujer. Cuando esto pasa, las que presenciamos el acto desde una pantalla de televisión nos sentimos tan abatidas como las personas que estuvieron en el lugar. Nos sentimos abatidas por los tiros, por la impotencia y por el dolor de la mujer y de su familia. Aun así, no podemos aceptar las excusas que recibimos de algunos funcionarios y funcionarias del gobierno: que la violencia es impredecible, que nos posible tener un policía en cada hogar y negocio, en fin, que siempre tendremos bajas y muertes que nadie podría haber evitado.

Mienten cuando nos dicen que las muertes de las mujeres son inevitables. También cuando nos dicen que las muertes de los cientos de varones jóvenes que han sido asesinados en este año también son inevitables. Cuando se miente sobre las muertes, se miente sobre sus causas, se miente sobre las medidas de protección y se miente sobre el compromiso que se tiene con la paz y seguridad de los seres humanos que habitan nuestra patria.

Las muertes y la violencia tienen su antídoto pero el mismo es difícil de producir y de fomentar desde mentes que sólo ven desde un individualismo que es tan asesino como la violencia doméstica, la desigualdad, la pobreza y las drogas. ¿El antídoto a la violencia y las muertes? La equidad. ¿Por qué es difícil de producir? Porque quienes tienen el poder social, político y económico dependen de la desigualdad para mantener su control sobre las mentes y acciones de la ciudadanía. ¿Continuaremos esperando a que “otros” nos otorguen la equidad o la exigiremos y la asumiremos? El poder no se mendiga ni se negocia. El poder del pueblo simplemente se asume y se usa.

Yo no voy a llorar por Puerto Rico

No voy a llorar por Puerto Rico. Voy a luchar por él. Esa ha sido mi consigna personal desde hace muchos años y no voy a cambiarla por un re...