¿Cómo va la primera
dama del país a andar en dubi-dubi por la Fortaleza? ¡Levantarse en la mañana y sentarse a
desayunar con un dubi-dubi mientras asesores, guardaespaldas y alcahuetes se
miran entre sí consternados por esa imagen tan… tan… humana.
Porque de eso se trata
el gasto de miles de dólares en el arreglo personal de Luz Eufemia Vela
Gutiérrez: de posicionarla en un nivel superior al del resto de las mujeres de
la Isla, de establecer una distancia simbólica entre el poder y la sumisión, de
crear una ama benévola que se proyecta y se construye a sí misma como la esposa
perfecta y la figura que apoya el ejercicio del poder sin contradecirlo o
cuestionarlo. Siempre sonriente, siempre
perfecta, siempre sumisa y siempre adecuadamente colocada tras la figura de su
esposo.
¿Usar dubi-dubi es
demasiado sacrificio para el nivel de vida al que está acostumbrada la primera
dama? Parece que sí. Sin embargo, el sacrificio que se le exige al
resto del país no guarda proporción. Un
cálculo rápido del gasto en imagen de la primera dama nos muestra que con lo
que ella gasta- cerca de $2,300 mensuales- muy bien podríamos pagar el salario de una
trabajadora social, la renta del local de una organización sin fines de lucro o
una intercesora legal que pueda evitar tragedias como la de ocurrida en el
tribunal de San Juan. Sin embargo,
cuando esos gastos aparecen en los presupuestos de las organizaciones que
reciben fondos del gobierno, se les escatiman y se les niegan. Gastar $600 en energía eléctrica o $2,000 en
un salario siempre parece un gasto excesivo para el personal de las agencias a
cargo de evaluar nuestras propuestas. Nos
piden que paguemos menos o- de otro modo- que optemos por identificar “otras
fuentes de fondos” con los cuales pagar lo que ellas se niegan a pagar. ¿Por qué? ¿Qué vale más para Lucé y
compañía? ¿Un peinado o una puerta de
esperanza para quienes reciben servicios en las organizaciones? Y bueno, del dubi-dubi Lucé no se escapó. Algún alma justiciera ya la publicó en
Facebook gracias a photoshop.
me encantó todo, pero en especial el segundo párrafo. gran análisis.
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