En Puerto
Rico, miles de jóvenes viven la pesadilla de la homofobia. La viven en sus escuelas, en sus iglesias y
en sus hogares. Algunos viven en las
calles y carecen de servicios de salud porque los adultos que debían amarles y
protegerles los echaron del hogar y los desterraron de la infancia
prematuramente. Son jóvenes que están
expuestos a agresiones sexuales, al VIH, a la prostitución y a la muerte. Tampoco podrán estudiar y desarrollarse profesionalmente
porque están concentrados en sobrevivir.
Todo eso lo viven, porque en nuestra Isla la homofobia se ha entronizado
en el discurso oficial del estado, de iglesias y de medios de entretenimiento
que nos encuentran particularmente atractivos a la hora de escoger un tema para
la burla y la sátira.
Estos
jóvenes de la comunidad lésbica-homosexual-bisexual-transgénero y transexual
(LHBTT) necesitan y merecen un país en el cual puedan vivir plenamente. Necesitan que las personas adultas de esta misma
comunidad se hagan visibles en el país y le den esperanza. También necesitan saber que la homofobia
puede contrarrestarse y que existe gente solidaria capaz de respetarles. Por eso hoy, en Puerto Rico, la gente de
corazón valiente es más necesaria que nunca.
Gente que no tema hacer lo correcto cuando de amar al prójimo se trata. Gente que no tolere acciones y palabras que
impliquen degradar y hacer daño a otro ser humano.
En estos
días en especial, necesitamos corazones valientes que apoyen con su presencia la
marcha Orgullo Arcoiris que se celebrará el domingo, 3 de junio en San
Juan. Gente que independientemente de su
propia orientación sexual, entienda que al afirmar la identidad y los derechos
humanos de las personas que pertenecen a la comunidad LHBTT salvan vidas y
crean espacios libres de dolor y soledad.
Corazones valientes que envíen un mensaje claro y contundente de amor y
respeto al resto de país. Yo marcharé,
¿y tú?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario