Algunas de las candidatas del Partido del Pueblo Trabajador para las elecciones del 2016 |
Alzás. Rebeldes.
Guerreras. Lideresas. Brujas. Así hemos tenido que ser las mujeres a través de
la historia para poder sobrevivir a la humanidad y la violencia sistemática con
la cual trata de doblegarnos para que nos sometamos a los espacios de
desigualdad que nos ha querido imponer.
Nuestra rebeldía justificada es la misma que provoca en
otras personas la necesidad de endilgarnos etiquetas tales como problemáticas,
locas o histéricas. ¿Por qué? Porque
nada más terrorífico para un sistema social desigual que una mujer que le haga
frente. Por eso asesinaron a las jóvenes
mochileras en Ecuador. Dijeron no a una
agresión sexual. Por eso asesinaron a
Berta Cáceres en Honduras. Dijo no a la
destrucción de las tierras. Por eso en
Puerto Rico desaparecen, agreden y asesinan a mujeres. Dijeron no a las
exigencias de algún hombre. Por eso, y
porque todavía hay muchísimos espacios de desigualdad a nuestro alrededor,
seguimos ausentes de los espacios políticos y de liderazgo a los que tenemos
derecho como parte de un país que se precia de ser democrático.
En pleno Siglo XXI, tenemos apenas 14 mujeres en una
Legislatura compuesta de 78 personas. De
esas 14, todas lo sabemos, podríamos contar apenas dos o tres como legisladoras
conscientes de las desigualdades de género y sus implicaciones en la toma de
decisiones económicas, de educación, salud y seguridad. Tenemos, entonces, apenas un 3% de
representación activa en una rama de gobierno que ha sido la gestora de leyes
que gobiernan nuestras vidas: IVU, energía, deuda pública y presupuesto
gubernamental.
¿Saben las mujeres y el resto del país qué legisladoras y
legisladores le representan? Si usted no
sabe quiénes son y qué hicieron, luego se corre el riesgo de creerle las palabras
bonitas porque de seguro tampoco sabe qué proyectos y políticas públicas
impulsaron o bloquearon. Nos hablan con
palabras bonitas porque nos presumen tontas.
Tontas y bonitas. La gran ironía
es que bonitas, tontas y calladitas seguimos siendo su mercado meta. Tal y como ocurre en el mercado comercial en
el que se estudian nuestros hábitos de compra para vendernos productos y
servicios, en el mundo político se sabe que las mujeres son una fuerza
electoral poderosa a la que hay que venderle los candidatos. Por eso los acicalan y ponen guapos y usan la
palabra “mujer”, “igualdad” y otras similares en sus discursos de sexismo
benévolo. Creen que la gran mayoría de
las mujeres no piensan… pero se equivocan.
Miremos la historia y demos el paso que nos toca. Primero
logramos votar, estudiar y legislar para detener el discrimen y la violencia. Ahora nos tocar legislar y gobernar. En el
contexto del Día Internacional de las Mujeres, anotemos ese punto en letras
violetas en nuestra agenda de equidad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario