1.9.10

Loss Mitigation


Nota: La columna que verán a continuación fue publicada en El Nuevo Día el viernes 27 de agosto de 2010. Por razones de espacio, hay algunos datos que no se incluyeron en la misma, pero estoy incluyéndolos al final de esta versión para Facebook y mi blog. Los mismos son relevantes dado el hecho de que el Gobierno y la Banca insisten en que el programa de incentivos se hizo para los consumidores y NO para la Banca y los Desarrolladores. Ante esto, yo opto por sonreir sarcásticamente porque ellos mismos no se creen eso. Lo que dan ganas de llorar es que la desinformación lleve al país al creer ese cuento y que cada cual piense que esta realidad no le afecta.

Esta semana visité el departamento de “Loss Mitigation” de uno de los pocos bancos que aún quedan en pie en nuestra Isla. “¿Y qué es eso?”, se preguntará quien lee esta columna. Ese departamento está a cargo de mitigar las pérdidas que se generan cuando las personas no pueden pagar sus hipotecas. “¿Las pérdidas de quién?”, será la otra pregunta. Pues de los bancos, claro. Sí, también de las personas que no pagan sus hipotecas y que tarde o temprano perderán sus casas. Hay muchas de esas personas por ahí, créame.

Y nuestro gobierno, ¿tiene un departamento de “loss mitigation” para toda esta gente? Para ellas no, pero para los desarrolladores sí. ¿No es eso lo que están creando con el plan para incentivar el mercado de viviendas preparado a petición de los constructores y la banca? Todo sea por vender las nuevas casas aunque en el mercado haya un desplome en la venta de casas usadas.

La avaricia desarrollista de la última década saturó los mercados de vivienda con casas y apartamentos que al día de hoy valen menos de lo que deben sus hipotecas. Peor aún, la negligencia y complacencia del gobierno colaboró para derrumbar nuestro mercado de inmuebles y dejar sin salida a quienes, por haber perdido su empleo, ni siquiera tienen la opción de vender su casa para salvar algo de su inversión.

Esta cadena de pérdidas no se limita a quedarse en la calle. Quien piense eso es un ingenuo o es asesor del gobernador en asuntos económicos. Cuando las familias de nuestro país comienzan a perder sus hogares, pierden también la estabilidad necesaria para satisfacer otras necesidades básicas: alimento, educación, salud. Quedan excluidas del acceso a la toma de decisiones que les afectan y con ello, cierran tristemente el cerco de desigualdad que hace más ricos a los ricos y más pobres a los pobres.

¿Podemos mirar este país, esta patria que tenemos y no compadecer a quienes tienen que mitigar sus pérdidas con lágrimas y desesperación? ¿Queremos continuar creyéndonos las mentiras que nos presenta el gobierno y manejando cada cual sus propias miserias sin entender que somos un solo país, un solo presente y un solo futuro? Que nos defina la acción solidaria y no la complicidad de la indiferencia.

Datos adicionales para pensar y repensar:

1.En julio pasado, el mercado de venta de casas usadas cayó en un 27% en los Estados Unidos. El gobierno de Puerto Rico no ha provisto los datos para la Isla pero parece evidente que la caída acá es similar. Basta con ver las noticias relacionadas publicadas en las últimas semanas en la prensa de la Isla y en las cuales se menciona la disminución en el valor de las propiedades en la Isla.
2.En ningún momento el gobierno, la banca o los desarrolladores han explicado cuánto cederán de sus ganancias los desarrolladores que se beneficien de esta ley de incentivos. Es decir, el CRIM y Hacienda pierden ingresos para subvencionar las exenciones que la ley otorga, pero los desarrolladores no ponen nada de sus bolsillos. Si el interés es tanto, los desarrolladores pudieron haber lanzado sus propias ofertas en las cuales ELLOS pagaran los sellos y gastos notariales. ¿No es lo que se hace en los libres mercados habitualmente? ¿Por qué los contribuyentes deben pasar más trabajo sosteniendo el gasto público de la Isla mientras el gobierno le regala a estas personas exenciones y salvavidas financieros que sólo a ellos benefician?
3.El mercado de la Isla está pidiendo a gritos viviendas de bajo costo. Una familia promedio en la cual una pareja trabaje a salario mínimo NO cualifica para préstamos hipotecarios de más de $100mil. ¿Por qué seguir incentivando las construcciones de más de $100mil y $200mil?

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