Como ustedes, estoy agotada y tentada por la desesperanza.
Pero sigo apostando al amor, la solidaridad y la esperanza. Por eso les
comparto este breve escrito.
Acá va.
1) Comprométete con MARCHAR pero también con TRABAJAR
consistentemente en iniciativas de investigación, gestión comunitaria, cabildeo
y educación política.
Sabemos que estamos bregando con un gobierno que está en una
actitud cerrada al diálogo y abierta a la represión. Aún así, históricamente,
las actividades de protesta siguen siendo una herramienta poderosa para
visibilizar la indignación del pueblo y la magnitud de las injusticias. Si
estás indignada: ¡MARCHA! Asiste a las convocatorias como la de este sábado, 24
de marzo a las 12pm. No cometas el error de quedarte en tu casa para ver si
sale algo en las noticias o redes sociales. Pon tu cuerpo y tus ideas en el
lugar donde se deben juntar las solidaridades y el amor al país.
Recuerda, sin embargo, que para que las marchas tengan
éxito, necesitan un trabajo "antes" y "después". Ese
trabajo incluye organización comunitaria, educación y divulgación de
información, investigación profunda sobre datos económicos, estadísticas,
contratos que otorga el gobierno, etc. Necesitamos manos en ese trabajo de 365
días. ¿Has pensado cuántas de tus horas de Netflix, chinchorreo, televisión o
Facebook nos puedes donar? Piénsalo. ¿Dónde tu tiempo valdrá más?
Para que todo lo anterior encaje, debemos pensar
políticamente y empezar por entender que la política nos compete a todas y
todos. Edúcate. Abre tu mente. La política partidista tradicional se fortalece
cada vez que una ciudadana dice: “Yo no hablo o yo no me meto en política”. No
hablar, pensar y actuar políticamente nos hace vulnerables a la violencia del
Estado.
2) Mira a tu alrededor y elige un grupo con el cual actuar
Lo que alguna gente ve como debilidad, es una fortaleza.
Mientras más grupos se organicen para trabajar distintos temas, más capacidad
de acción tenemos como país. Esto no se trata de competir ni de anular otros
esfuerzos. Así que piensa en colectivo pero también en solidaridad. Abre tu
mente y pon tu energía en algún grupo que apele a las cosas que amas, que
conoces y que te convocan. Luego, piensa en cómo podemos integrarnos en redes
de trabajo con acciones concretas.
3) Habla menos y haz más
En nuestro país hay mucho por hacer. Y a veces no parece
glamoroso ni digno de irse viral en redes sociales… pero ya estamos en ese
momento en que hay que aceptar que los grupos que sólo hablan, que la gente que
solo twitea o pone estados en Facebook NO SON LA RESPUESTA.
Sí, ya sé. Muchas personas están viviendo pobreza de tiempo
y de recursos. Eso nos limita. Pero hay otras que sí, que tienen forma de
actuar y que hoy, por amor al prójimo, tendrán que hacerlo por sí mismas y por
las demás. Si eres de las personas que pueden movilizarse y dar tiempo y
trabajo para rescatar el país, da el paso al frente. Mete mano. ¡Ah! Y
cerciórate de que tu trabajo tenga efectos concretos aunque sean pequeños. Ver
resultados es la mejor motivación para seguir luchando.
4) No idealices líderes y tampoco trivialices los issues
Queremos caudillos en tiempos que son para el trabajo
colectivo. Y a veces en nuestro afán de encontrar un caudillo que nos guíe, nos
paralizamos. Pues no. No estamos para caudillos y mucho menos para idealizar
líderes. A este país no lo salvará una sola persona, sino todas las personas.
¿Que hace falta gente que coordine, que estructure, que dé forma a las cosas?
Claro. Pero hay que tener la conciencia de que las y los líderes que asumen
esas tareas son personas que sirven al prójimo y cargan encima lo personal
(bueno y malo) que les trae la vida y las responsabilidades que asumen por los
grupos para los que trabajan. También se equivocan, se enferman, se cansan. Si
les idealizas, luego puedes ser injusta con ellas y ellos cuando muestren su
lado humano real. Si les idealizas, dejas de hacer tu parte y les sobrecargas
de trabajo. Si les idealizas, el proyecto común fracasará. Una cosa es respetar
y apoyar, otra es idealizar.
Tampoco trivialices los issues que nos afectan. Para
empezar, todo está entrelazado: educación, economía, ambiente, salud, familias.
Y en todo están presentes las intersecciones de raza, género, clase,
orientación sexual, estatus migratorio, edad… No hay forma de manejar la
situación al país si no miramos todo esto. Mira con sospecha las propuestas
salvadoras que trivializan las causas y las convierten en una portada de
revista. El país necesita que de una vez y por todas metamos mano en serio y no
para ganarse una cobertura en periódico.
5) No repitas mentiras que nos debilitan (y que son puras
sandeces)
No es cierto que estamos divididas. Tampoco es cierto que
esto no lo arregla nadie.
Lo que sí es cierto es que somos diversas, creativas,
fuertes y guerreras. También es cierto que traemos múltiples visiones a las
mesas de trabajo y que estamos organizadas en cientos de grupos comunitarios y
políticos. Eso es bueno. No es malo. Mientras el neoliberalismo y sus agentes
gubernamentales apuestan al pensamiento monolítico, nuestras diversidades seguramente
pueden traer respuestas inesperadas y efectivas.
Diferir y disentir no es desamar (salvo para gente muy, muy
baja que NO es la mayoría).
Desmiente esas premisas con tus acciones.
6) Y como ñapa: Ve pensando en qué áreas hay que meter mano
primero. Hagamos la lista.
Por lo pronto: Yo marcharé el 24 con las maestras y maestros
del país. También con toda persona indignada que llegue a la Plaza Colón este
sábado a las 12m.
#PuertoRicoSeEncabrona #YaBastaDeQuitarnoElPaís
#PorNuestraNiñez #PorNosotras
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