Hablemos del "Negociado de Carnets Feministas". Es
terrible ver como se trata de dividirnos usando estrategias de juicios rígidos
que levantan sospechas, resentimientos y malestares que le quitan energías al
trabajo que todas queremos hacer.
El feminismo que yo vivo no usa ni pone etiquetas. Reconoce
el valor de los esfuerzos ajenos y aunque difiera de algunas estrategias, he
aprendido que según de diversas somos, así de diversas son nuestras miradas y
nuestras formas de vivir la lucha por la equidad.
Todas podemos equivocarnos y todas podemos tener ideas
geniales. Y de ese entramado que se nutre de rabia, paciencia, amor,
solidaridad, encuentros y desencuentros, trabajo intenso, periodos de pausas
obligadas por el cansancio o situaciones personales, bailes y lágrimas... es
que las mujeres hemos caminado el largo trecho de siglos que nos ha traído
hasta el día de hoy.
Yo no sabría clasificar mi trabajo feminista bajo alguna
teoría particular. El Puerto Rico de hoy es demasiado complejo para las mujeres
como para encerrarnos nosotras mismas en una caja de reglas de comportamiento.
Y como no sé clasificarme, tampoco clasifico a otras. Las miro. Hago mi mejor
esfuerzo para entenderlas y hago lo que puedo para lograr un buen trabajo desde
donde estoy. Sé que eso hacen muchas más. Por eso no pierdo la esperanza y me
levanto cada día a trabajar.
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