Si usted dice que cree en la equidad, pero luego añade que
sólo “si es entre hombre y mujer”, usted realmente está tratando de hacer una
de dos cosas: lavarle la cara a un discurso de desigualdad que ya no es
políticamente correcto o tratar de tranquilizar su conciencia. Ambas cosas se derivan de una misma verdad:
Usted no cree en la equidad. Por supuesto, tal vez usted no se había dado
cuenta de que la equidad es otra cosa.
La equidad es un valor amplio que abraza a todas las
personas. No discrimina o condiciona el reconocimiento de la dignidad humana a
criterios religiosos, de género, orientación sexual, identidad de género, raza,
edad, clase social, diversidad funcional, nacionalidad u origen. Cuando hablamos de equidad, hablamos también
de respeto. De un respeto que va más
allá de la palabra rimbombante para convertirse en acción solidaria y
amorosa. La equidad no es susceptible de
ser secuestrada en aras de adelantar agendas discriminatorias.
En el marco del Día Internacional de las Mujeres, es
necesario que hablemos de equidad y que hablemos de perspectiva de género.
Ninguno de estos conceptos es catastrófico a pesar de que se ha querido decir
al país que seremos destruidos por una conspiración mundial gay y
feminista. La verdad es que el país ya
fue destruido y vive sobre las ruinas de siglos de discriminación y exclusión violenta. Hasta ahora la educación, la religión y la
propia cultura sirvieron para ejecutar agendas de opresión y sembrar
pensamientos discriminatorios aún en el interior de quienes son víctimas de las
desigualdades. No es de extrañar que la
posibilidad de utilizar la educación como instrumento de liberación cause tanto
revuelo.
¿Existe una agenda feminista? ¿Existe una agenda gay? Existen. Sí.
Por momentos se intersectan. Por
momentos se alejan. Lo mismo pasa con
las agendas de otros grupos que han vivido la opresión y no se resignan a
ella. Seguramente si usted trata de
encontrar algo en común en esas agendas, encontrará en todas una aspiración de
equidad. No una aspiración de
supremacía, de control o de lucro. Esas
otras aspiraciones son más propias de grupos que no vacilan a la hora de mentir
o manipular para lograr sus propósitos.
Para honrar y conmemorar las luchas de todas las mujeres,
este año hay que hablar de la perspectiva de género desde la transparencia. Sin temores.
Al hablar de todas las mujeres, también hablamos de las lesbianas,
bisexuales y trans. ¿Esconderlas para evitar ataques fundamentalistas? No. Como no se deben esconder otras mujeres que
merecen ser vistas y atendidas desde sus diversidades. La equidad no es una catástrofe. La catástrofe perpetua es la ignorancia, el
afán de estirar más allá de lo racional el reclamo del derecho a discriminar,
privar de paz y justicia al resto de la sociedad.
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