25.11.14

Nada de pena

(En conmemoración del Día Internacional de No Más Violencia Hacia las Mujeres)

Publicada originalmente en El Nuevo Día
22 de noviembre de 2014

Cada vez que me enfrento a un evento de violencia de esos que arrasan con la vida de las mujeres, me pregunto cómo hemos sobrevivido a la humanidad.  Por siglos, y de manera consistente, a las mujeres se nos han negado derechos humanos fundamentales: a educarnos, a decidir sobre nuestros cuerpos, a trabajar, a ser dueñas de bienes, a liderar, a ser parte de los círculos de poder que deciden sobre nosotras y sobre el resto del planeta. Sin embargo, esa pregunta siempre encuentra una contestación cuando miro a mi alrededor y veo las maravillosas guerreras amorosas y valientes que rodean mi vida de tantas maneras.

Son guerreras que no se rinden a pesar de vivir en un sistema que sigue oprimiéndolas y que me han dado lecciones que ya son parte de mi forma de ver la vida y de actuar.  Desde ellas y con ellas tenemos muy clara lo que es la propuesta de Matria para un país en el cual dejemos en el pasado la violencia de género.  Quizás la lección más importante de todas es que a pesar de la diversidad de circunstancias y realidades de las mujeres, todas, aún sin reconocerlo, hemos sido objeto de algún tipo de violencia por el mero hecho de ser mujeres. Así que nuestra propuesta de equidad y paz, tiene como primer paso el hacer visibles esas formas de violencia, ampliar el discurso, ir má allá del tema de violencia doméstica y reconocer que hay estereotipos que nos hacen daño, ideas sobre las mujeres que degradan nuestras capacidades, expectativas sociales que nos imponen decisiones y nos quitan oportunidades para el desarrollo y expresiones culturales que sancionan la violencia hacia nosotras.  Ver las manifestaciones de violencia y reconocerlas, trae como segundo paso el tomar conciencia sobre su origen: la desigualdad.

Si la desigualdad es el origen de la violencia hacia las mujeres, impulsar la equidad es la única respuesta aceptable para nosotras.  Ya en este momento se nos hace muy difícil tolerar respuestas a medias o soluciones para las crisis.  Ya nuestra Isla debe plantearse pasar de la pena cada vez que una noticia sobre feminicidios les abofetea desde una periódico, a las acciones que detengan la violencia.

Hay cuatro áreas que ameritan acciones urgentes y valientes desde el gobierno y desde la sociedad: educación, desarrollo económico, salud y participación política. En un estudio del Foro Económico Mundial, se descubrió que los países que han logrado un mayor avance en la equidad y derechos de las mujeres, son aquellos que han trabajado dando prioridad al acceso de las mujeres a esas áreas de desarrollo. ¿Podemos decir que en Puerto Rico se ha trabajado para nuestra equidad? Aún honrando el trabajo hecho por otras compañeras, hay que reconocer que nos queda bastante tarea pendiente. Tarea para nosotras en la sociedad civil y tarea para el gobierno.  También tarea para las empresas, grupos políticos, uniones y comunidades laicas y religiosas.  Todas nuestras instituciones tienen que comprometerse para una trabajo que supere el discurso tradicional del "ay bendito" y se mueva al "vamos a hacer algo".

Hacer implica mucho en este contexto.  Implica mirar datos y estudios, identificar prácticas efectivas, escuchar las voces de las mujeres, hacer planes concretos, asignar presupuesto, asumir discursos coherentes y respaldarlos con acciones, ser consistentes y sobre todo, ser honestas y honestos con el país. De pena en pena nos siguen matando y nos siguen dejando al margen de nuestros derechos humanos. Nada de pena. Lo que necesitamos es equidad y de eso se trata este Día Internacional de No Más Violencia Hacia las Mujeres.

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