Publicado 6 de marzo de 2009
El Nuevo Día
Este 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, nuestro país debe elegir hacia dónde marchar: hacia la equidad o hacia un nuevo estado feudal criollo. Ese día, una coalición de organizaciones marchará para exigir equidad económica y el respeto a la separación entre Iglesia y Estado porque si nos descuidamos, viviremos como los siervos de un feudalismo criollo encarnado en legisladores que toman decisiones a base de fundamentos religiosos y que privilegian a los que más recursos tienen, funcionarios que oran y predican en horas laborables y grupos fundamentalistas que se creen con el derecho de amenazar a quienes nos gobiernan. No exagero.
La actual situación del país nos obliga a asumir posturas. Quien sólo observa, y no actúa, se convierte en cómplice de la repartición de nuestro patrimonio entre los nuevos señores feudales y de la entrega de nuestros derechos humanos a una nueva Inquisición boricua. Toda mujer que se sepa y proclame libre tiene que marchar este domingo por la equidad y la separación de Iglesia y Estado. Pero no sólo las mujeres y los hombres solidarios estamos llamados a marchar. Las personas LGBTT, las obreras y obreros, las personas que habitan nuestras comunidades maltratadas por la exclusión y la pobreza también deben reclamar ese espacio para su equidad. Porque la equidad no tiene que ver con la religión de quienes nos gobiernan, sino con la justicia y los derechos humanos, que más que los subjetivamente divinos, son los que construyen día a día nuestra sociedad.
Yo creo en la libertad y tengo mi fe depositada en la maravillosa capacidad humana de superar los terrores que nos tratan de infundir los falsos mensajeros de los dioses. Creo en el amor incondicional hacia otros seres humanos y en la aceptación de sus diversas realidades y creo en el derecho de toda persona a ser feliz. Por eso, este 8 de marzo, marcharé junto a mi familia por la equidad y la separación de Iglesia y Estado, a las 10AM desde la Plaza Dársenas del Viejo San Juan hasta el Capitolio. ¿En qué creen ustedes? ¡Pues a marchar!
Cuando las mujeres nos negamos a asumir el rol de princesas desvalidas que nos asigna la sociedad, inmediatamente nos convertimos en brujas y rebeldes. Pero, después de todo, ¿es tan malo ser una bruja rebelde? Reafirmar nuestra identidad, reclamar espacios para la equidad es cosa de todas... de brujas y ex-princesas.
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Visibilicemos la injusticia,
ResponderBorrarvisibilicemos la lucha,
visibilicémonos a nosotras mismas.
Un abrazo solidario
Elsa