En estos días se está grabando en Caguas una película titulada “La Mala”. Tengo que decir con honestidad que cuando escuché el título me preocupé. Aún no tengo claro de qué trata, por lo que mi preocupación sigue latente… sobre todo cuando miro el país y veo a tanta gente buscando a qué malas culpar de todo lo que nos pasa.
Por un lado están los políticos oportunistas que se envalentonan para justificar la desigualdad social con argumentos convenientemente religiosos que van en contra de los principios de derechos humanos y de nuestra constitución. Para ellos, “La Mala” es la nueva versión del Código Civil que se está estudiando en estos momentos. “La Buena” parece ser la intolerancia religiosa, el odio a los demás seres humanos y la cobardía que se oculta tras la idea de que la mayoría manda aunque esté equivocada. (Eso me recuerda las elecciones de cada cuatro años)
A esta “Mala” sumémosle “Las Malas”, según los propulsores del P. del S. 1236 de Custodia Compartida. Es decir, las mujeres y entidades que se oponen al proyecto de ley. Son “Las Malas” por argumentar, con razón, que el proyecto está mal conceptualizado, parte de premisas incorrectas y además ignora por completo la diferencia entre custodia y patria potestad. “Las Buenas” son, de más está decir, las calladas y las que acatan.
¿Cuántas “Malas” adicionales se podrían mencionar? Baste con ir a las salas de un tribunal para ver cómo se juzga a las mujeres que luego de reunir el valor para salir de una situación de violencia doméstica se atreven a denunciar a su agresor y a exigir justicia. Esas son malas por partida triple, porque rompen la familia, exigen pensión alimentaria y además tienen el atrevimiento de pedir que se limiten las visitas del agresor a sus hijas e hijos. “Las Buenas” sólo son dignas de compasión.
¿De qué tratará la película? Vaya usted a saber. Ojalá y se les ocurra, en un acto de justicia poética, ajustar en la ficción las definiciones invertidas que tenemos en el mundo real. Ojalá que al mal se le llame por su nombre y al bien y a la justicia también.
Cuando las mujeres nos negamos a asumir el rol de princesas desvalidas que nos asigna la sociedad, inmediatamente nos convertimos en brujas y rebeldes. Pero, después de todo, ¿es tan malo ser una bruja rebelde? Reafirmar nuestra identidad, reclamar espacios para la equidad es cosa de todas... de brujas y ex-princesas.
30.3.07
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Las últimas de la fila
No recuerdo que alguien me haya dicho de niña que debía ser la última en comer. Pero lo aprendí. De adulta, al cocinar o comprar comida par...
-
El día que le dije a mi mamá que estaba enamorada de una mujer, lanzó un alarido terrible, largo y desgarrador. Fue como si alguien ...
-
No se puede querer ser celebrity o influencer y defensora de derechos humanos a la misma vez. No se puede querer quedar bien con todo el mu...
-
Sobre #Lisha y la remoción de #Nazaret hay mucho que decir más allá del tema emocional que tanto ha afectado al país. 🔺 El Departamento d...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario