21-Septiembre-2007
Publicado en Voces de El Nuevo Día
Todas sabemos que la participación política de las mujeres es limitada por múltiples factores. Con tan sólo 119 candidaturas radicadas para las próximas elecciones, es muy posible que a larga el porcentaje de mujeres electas a cargos públicos siga siendo mínimo en comparación con el de varones. Sin embargo, eso no quiere decir que todo está perdido. Muy al contrario, aún nos queda mucho por ganar. Si vemos la historia de los movimientos de mujeres, podemos comprender que los avances logrados, aunque meritorios, son sólo parte de un proceso que aún no termina.
La equidad en los ámbitos económicos, políticos y sociales aún nos elude. Los partidos políticos gobernantes continúan fallando a la hora de asumir responsabilidad y compromiso con nosotras como grupo. No han apoyado el desarrollo de las mujeres ni con políticas públicas concretas ni con presupuesto apropiado. Cada logro alcanzado ha tenido que ser defendido para evitar que lo reviertan y las mujeres que han asumido el reto de trabajar desde el Gobierno enfrentan a diario limitaciones presupuestarias para adelantar las causas que nos competen. ¿Podemos cambiar esta realidad? Sí.
¿Es difícil lograr cambios a nivel político? Eso lo sabemos. Pero hay que crear desde ahora las condiciones para superar las barreras que hoy nos marginan. Los Foros Ciudadanos auspiciados por El Nuevo Día, Capedcom y Telemundo son un espacio idóneo para comenzar a generar cambios.
¿Qué mejor manera de hacer saber a los partidos políticos que estamos presentes y dispuestas a exigir acción que alzar nuestras voces y traer propuestas que trabajen efectivamente con los retos que enfrentamos como parte del país? El tiempo de las mujeres vistas como víctimas indefensas y con intereses supeditados a un entorno meramente familiar ya se acabó.
Así que mi exhortación a otras mujeres es que se tomen unos minutos y miren a su alrededor. Estoy segura de que todas hemos visto problemas que nos afectan y también hemos pensado en cómo solucionarlos. Agarremos esas soluciones, esas propuestas, esas ideas y hasta esas denuncias y llevémoslas a los Foros Ciudadanos. No permitamos que el silencio nos siga invisibilizando. Abramos las puertas a otras mujeres y trabajemos juntas en solidaridad por la equidad.
Cuando las mujeres nos negamos a asumir el rol de princesas desvalidas que nos asigna la sociedad, inmediatamente nos convertimos en brujas y rebeldes. Pero, después de todo, ¿es tan malo ser una bruja rebelde? Reafirmar nuestra identidad, reclamar espacios para la equidad es cosa de todas... de brujas y ex-princesas.
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