19.11.18

"Descubrimiento de Puerto Rico"

Porque los cuerpos de las mujeres también son violentados por los invasores...

Nuestro archipiélago no necesitaba que España nos arrasara hace cinco siglos para satisfacer la avaricia de un imperio.

Nuestra historia habría sido otra.

Nuestra matria se nombra desde el apelativo impuesto por el poder colonizador y nos recuerda que somos hijas de un atentado contra la vida misma de nuestras tierras y nuestra cultura original.

Prefiero resaltar la gloria de las manos de esta tierra que han logrado construir siglo tras siglo lo que somos hoy. Prefiero alabar y amar nuestra gente- la nacida aquí y la que nos acompaña con amor- y el trabajo que nos dignifica.

A nosotras nadie nos descubrió. Nos invadieron. Nos arrasaron. Nos engendraron luego. Con violencia.

Los 19 de noviembre son una vergüenza. Como los 25 de julio. Una fuente de ira. Un recuerdo para reafirmar la lucha por la libertad.

Y ojo a los que llamándose independentistas alaban la "madre patria": Nunca fue madre, nunca fue patria. Fue la cuna de nuestros asesinos. Tengan dignidad.

#19DeNoviembre
#PuertoRico

9.11.18

Mujeres al poder: Pero con amor a la equidad


A 15 días del Día Internacional de No Más Violencia Contra las Mujeres
Conteo Regresivo al #25N

A veces una revisita recuerdos que han quedado en ese espacio de las vivencias que parecen ajenas a quien una es. Hoy rememoro la noche de las elecciones 2016. De 15 personas candidatas al Senado por acumulación, yo fui la única que no entró. En serio.

¡Cómo me hubiera gustado llegar al Senado! Y a la vez, cuánto me costaba pensar en desprenderme de Matria y del mundo del activismo... Dos años después, miro el país que tenemos y no me alegra haber tenido razón en todo lo que dije esa noche del 8 de noviembre de 2016. Vivimos en un caos en el que las fuerzas del capital, del fundamentalismo religioso y de sectores racistas, clasistas y xenofóbicos, nos gobiernan con total descaro.

En las pasadas semanas, y tan recientemente como anoche, vimos el festín y la risa, la burla, la mediocridad y la irresponsabilidad de una legislatura en la que pocos son capaces de alzar su voz para pedir cordura, respeto al país y amor a los derechos humanos. Hemos tenido que ver además, cómo se hace casi imposible para las ciudadanas y  ciudadanos participar en los procesos legislativos y que se les tome en cuenta.

Esta semana se logró un espacio de victoria en el tema del aborto y el del Código Civil. Un espacio, porque muy bien pueden volver a la carga en enero. Por otro lado, nos aplastaron con COFINA y otros proyectos que colocan al país entero en un estado de vulnerabilidad, pero a las mujeres y a la gente que vive en pobreza, las azotan.

De esto se trataban las elecciones del 2016. Y no logramos ponernos de acuerdo, aplaudir y apoyar las candidaturas diversas y comprometidas que mujeres maravillosas presentaron ante el país. Había musulmanas, negras, LGBT, jefas de familia, solteras y de todas las edades. Todas tenían propuestas de avanzada en temas de salud, educación, economía y desarrollo sostenible. Todas venían de luchas ciudadanas o se abrían paso en ellas. El mismo tipo de candidaturas que esta semana aplaudimos en los Estados Unidos.

A 15 días del Día Internacional de No Más Violencia hacia las Mujeres, revisito el 2016 y me pregunto qué hay que hacer diferente en el 2020 para balancear el poder en el mundo político puertorriqueño a favor de las mujeres y otras poblaciones vulnerables. Tengo lo que creo que son algunas respuestas. También preguntas que me gustaría contestar con la ayuda de otras mujeres.

Me atrevo a adelantar que cualquier agenda de equidad debe estar pensada con coherencia entre palabra y acción. No con lógicas de puro marketing. Ya vemos hasta dónde nos ha traído esa práctica que disocia el contenido de la imagen.

¡Seguimos!!


PD.

Ahora me percato de que lo de bruja y rebelde se me salía hasta con el tema de los colores en el partido. ¿Lo notan? Anaranjado full en plena noche de elecciones. ;-)

https://www.facebook.com/AmarilisPJ/videos/1770793493170709/

5.11.18

Pobrecitas feministas



5 de noviembre de 2018
A 20 días del Día Internacional de No Más Violencia Contra las Mujeres

Pobrecitas las feministas que le niegan el voto a mujeres que pueden cambiar la historia de todas porque el patriarcado disfrazado de izquierda les vendió el cuento de que votar no vale la pena.

Pobrecitas las mujeres que ven a la feministas como enemigas porque le tienen terror a la libertad y creen que amar es perderse en el mar de los sueños y las agendas ajenas. Sumisas. Acríticas.

Pobrecitas las mujeres todas. Las de ahora. Las de ayer. Las que aún no nacen. Porque cada mujer que les traiciona hoy por miedo, por rabia mal dirigida o por inercia, las asesina y las condena al olvido de la historia que siguen escribiendo los hombres para nosotras.

Poderosas las que se atrevieron a luchar por el voto aunque les costara la vida. Valientes las que se lanzan tras el poder porque saben que hay que balancear el campo de batalla aunque las persigan, las difamen y les traten de quitar lo que aman para destruirlas desde el corazón hacia afuera. Visionarias las que saben caminar en senderos oscuros y encender una antorcha para que otras encuentren la ruta. Solidarias las que están dispuestas a sacrificar su descanso para hacer lo correcto aunque haya jaurías mordiéndole los talones. Brujas las que vuelan entre dos mundos, el real y el de los futuros posibles, y saben regresar a la tierra para provocar el destino.

Mañana se juega en la urnas del imperio el futuro de las mujeres de allá, de nuestro Puerto Rico y de toda América Latina. Mujeres que pueden votar allá, háganlo. Escojan la equidad y la diversidad. Abracen los sueños. No se los regalen a quienes gobiernan a fuego y piedra para dejarnos en pobreza, vioentadas en nuestros hogares y en las calles, desposeídas y solas.

El mundo es nuestro. De todas y todos. Reclamen su espacio en él.

4.11.18

Los domingos sagrados



A 21 días del Día Internacional de No Más Violencia contra las Mujeres
4 de noviembre de 2018

El mundo está en medio de una guerra que no acaba. Una guerra de siglos que se disfraza de miles de maneras. A veces la vemos en armas nucleares, invasiones armadas, revoluciones populares o en las alianzas mercantiles que agigantan la pobreza y asesinan pueblos enteros. Los domingos, esa guerra se disfraza de mantos sagrados.

Las religiones del planeta no pueden desvincularse de la violencia hacia las mujeres. Hoy, miles de púlpitos a través del mundo serán el escenario en el que se proyectan dos fuerzas en oposición abierta. Habrá púlpitos en los que se predicará odio, discrimen y violencia. Habrá otros en los que se hablará de libertad, amor y paz. Sin embargo, el lenguaje de lo divino puede ser confuso. Porque el odio no se autodenomina como odio, sino como palabra de algún dios, como mandato divino o como ley natural. El discrimen no se presenta a sí mismo con su cara naranja y presidencial, sino como un llamado a protegernos del mal. La violencia que predica no viene con una AK47 en los brazos, sino con un llamado a disciplinar, a sanar por la fuerza a quienes están enfermas o a proteger las familias. La diferencia entre unos púlpitos y otros la veremos en las acciones, en la famosa frase de “por sus frutos le conoceréis”, en la vida que nace o muere a partir de esas acciones.

¿Son sagrados los domingos que construyen muerte? ¿Es sagrada la palabra que alienta la violencia o pide sumisión ante las injusticias? ¿Hay santidad en las negociaciones políticas que mercadean bendiciones por privilegios?

Los domingos sagrados son campos de guerra que se trasladan a las vidas de las mujeres que viven en estado permanente de violencia.

¿Y quiénes son los soldados en esas guerras? ¿Quiénes los generales, comandantes y estrategas? Todos y todas nosotras. Aunque seamos ateas. Aunque hablemos de dioses de amor y demos la espalda a las iglesias tradicionales. Aunque digamos que creemos en un Estado laico. Aunque digamos que las religiones no nos afectan.

Las religiones y sus profetas de Siglo XXI nos afectan. Lo estamos viendo en Brasil con la elección de Bolsonaro y sus promesas de arrasar con todo lo que suene a equidad, ambiente o derechos humanos. Lo vemos en los Estados Unidos y el ataque frontal a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Lo vemos en otros países de América Latina en los que las derechas se reorganizan desde iglesias conservadoras tan violentas como cualquier ejército al servicio del totalitarismo. Lo vemos en África y en los países árabes en los que se entremezclan textos sagrados con leyes que criminalizan a las mujeres y personas LGBT. Lo vemos en Puerto Rico, con el PS950 que busca regular el derecho al aborto y que es impulsado por una mujer que se autodenomina pastora y llegó al Senado con el voto de las iglesias. Lo vemos en un borrador del Código Civil que busca imponernos reglas morales-religiosas haciéndolas pasar por ciencia y derecho gracias al trabajo de representantes y asesores que creen ser la mano de dios en la Tierra.

Los domingos no son sagrados a fin de cuentas. Porque sagrada es la vida y la dignidad humana y eso no se está construyendo hoy en el planeta. Seguimos construyendo muerte. De cuerpo y espíritu.

Hay guerreras y guerreros en los espacios religiosos tratando de hacer frente al odio y las desigualdades. Re-interpretan textos, predican equidad, acompañan a quienes luchan y aman por encima de las diferencias. Son indispensables. Pero a pesar de ellas y ellos, nos faltan rebeldes que elijan un bando en la guerra. ¿Señalar hermanas y hermanos? ¿Luchar contra nuestra propia gente en iglesias, colectivos o comunidades? Les pido mucho. Lo sé.

Enfrentar a quienes amamos es amargo. Lo he vivido. Pero yo no puedo ser hermana de quienes no son capaces de respetarme como mujer o de respetar la vida, autonomía y derechos de otras mujeres. Soy su enemiga. Los tiempos me obligan a ello. Aunque dé la espalda a la definición tradicional de enemiga y en el mundo de los valores supremos les ame y defienda sus derechos humanos. Aunque sea incapaz de asesinarles. Aunque sea incapaz de odiarles. No olvido que la dignidad humana es inviolable. Pero traicionaría ese valor si dejo que el temor al rechazo me detenga en mis luchas por lo que es justo, necesario y vital para una sociedad plural.

¿La libertad de religión? Sagrada. Pero no como excusa para imponerse a la fuerza. No como fuerza que oprime. No como testaferro del autoritarismo. No como excusa para el silencio que da fuerza a la violencia.

Hoy es otro domingo con la etiqueta de sagrado. Faltan 21 días para el Día Internacional de No Más Violencia contra las Mujeres y mi llamado a mis hermanas y hermanos de lucha, a las que creen en la equidad y aman de verdad, es a que conviertan ese domingo en un espacio de acciones íntegras, sólidas y profundas para adelantar la equidad. La equidad plena es el único antídoto a la violencia.

1.11.18

El día de todas las santas



1 de noviembre de 2018.
Día de todos los santos según la tradición católica.

Para mí, el día de todas las santas. Día para honrar y pensar en las mujeres que han sido asesinadas a través de la historia por el mero hecho de ser mujeres. Y hoy, precisamente, abrimos el mes de noviembre, mes en el que se conmemora el Día Internacional de No Más Violencia Hacia las Mujeres.  

Abrimos noviembre con una estadística terrible. En nuestro país asesinan a una mujer cada ocho días. Pero esas mujeres que contamos, que nombramos con dolor y que son lloradas por sus familias, son solamente las mártires evidentes de un sistema que devora sus vidas y las de tantas otras que viven el martirio de la violencia machista en silencio o bajo la mirada incrédula de quienes ponen en duda sus historias.

Quienes leen mi blog desde hace tiempo, saben que hay años en los que llevo un conteo regresivo al Día Internacional de No Más Violencia Hacia las Mujeres. En esa serie de columnas he hablado del tema a saciedad. La verdad es que tras estos años, debo admitir que me invade una mezcla de furia y de cansancio porque siento que el trabajo que hacemos, las explicaciones que damos, los datos que aportamos y las exhortaciones que repetimos son una pérdida de tiempo. Hay gente que no es capaz de escuchar. Hay otra gente que no es capaz de actuar. Y hay mucha más a la que nunca podremos llegar con nuestro trabajo. Dicho esto, es una mierda estar a punto de concluir que no vale la pena seguir por este camino.

Pero hoy es el día de todas las santas.
De todas las brujas.
De todas las víctimas de las guerras cuyos cuerpos fueron abusados por invasores o aliados que debían protegerlas.
Es día de todas las niñas asesinadas en culturas donde se espera que haya primogénitos.
También de las niñas obligadas al matrimonio.
Es día de las ancianas que mendigan por las calles de alguna ciudad en algún país donde no hay seguridad social para las viudas o las madres abandonadas.
Es día de las pacientes de salud mental que son demonizadas y abandonadas por la falta de servicios de salud.
Es el día de las madres que pasan hambre para dar comida a sus hijas e hijos.
Es día de las víctimas de agresión sexual que se suicidan porque nadie les creyó o nadie fue capaz de ver su dolor.
Es día de las migrantes asesinadas en medio de las caravanas o de un mar que se las tragó sin que nadie atestiguara su muerte.
Hoy es día de nuestras mujeres muertas porque el gobierno no ha sido capaz de asumir responsabilidad y protegerlas.
Es día de todas las mujeres que viven las desigualdades y van muriendo poco a poco por el discrimen,  la pobreza y la desesperanza.

Es nuestro día también.

Vuelvo con el conteo regresivo hasta el 25 de noviembre. Por nuestras santas. Aunque tenga que repetir e insistir.

          

Las últimas de la fila

 No recuerdo que alguien me haya dicho de niña que debía ser la última en comer. Pero lo aprendí. De adulta, al cocinar o comprar comida par...