8.3.22

Somos las flores



La humanidad tiene una deuda con las mujeres y no puede pretender pagarla con flores. Lo que sí puede hacer- en un día como el 8 de marzo- es comenzar a pagarla con el reconocimiento de nuestros derechos humanos, con la garantía de participación en espacios en donde se toman decisiones políticas y económicas sobre nosotras y protegiendo nuestras vidas donde todavía encontramos muerte. 


Mientras, reconozcamos que nosotras somos las flores de este día. No flores delicadas o efímeras. Somos fuertes, persistentes y valientes. Llevamos una eternidad sobreviviendo la humanidad y cada una de las agresiones perpetradas contra nosotras. A veces somos las semillas que esperan pacientemente bajo la tierra, otras veces hemos sido fruto y alimento para nuestras compañeras y las generaciones por venir. Otras tantas veces somos las flores que sorprenden en todos los campos del saber, las que resisten los embates de las guerras, del discrimen y de los desastres naturales para dar giros inesperados a la historia colectiva aún cuando se nos quiera invisibilizar.


Porque somos las flores y reafirmamos la vida, la paz y el derecho al desarrollo pleno, hoy es un buen día para reconocer que tenemos una agenda irrenunciable e impostergable. Una agenda con cientos de páginas y con miles y millones de mujeres a través del planeta comprometidas con su ejecución. Por eso vemos germinar esperanza todos los días. 


Esa agenda incluye trabajar para el pleno reconocimiento de nuestra humanidad. Somos lo que somos por nosotras mismas. Sin necesidad de padres, esposos, hijos, instituciones que validen nuestro ser o la imposición de roles que fueron creados para mantenernos al servicio de un mundo que no valora nuestros sueños. Somos, cada una, una persona, un ser humano, una promesa de futuro y una sujeta de derechos que no tiene que pedir permiso para existir, evolucionar, avanzar y ser plena.


Nuestra agenda también incluye la abolición del género. Todo lo que se dice, piensa y espera de nosotras parte de una construcción social basada en nuestro sexo biológico. Nacer mujer sigue siendo determinante de las decisiones, oportunidades y agresiones de nuestras vidas. Somos marcadas desde nuestra niñez y así mismo se marca a los hombres. Nadie gana con estas construcciones… salvo el machismo que se sirve de este estado de violencia.


Para abolir el género, hay que aprender a mirar nuestra sociedad desde las realidades que esas construcciones crean para mujeres y hombres. De ahí la inclusión de la perspectiva de género en nuestra agenda de trabajo. Nosotras nos preguntamos- y queremos que otra gente se pregunte- ¿cómo se manifiestan las desigualdades entre hombres y mujeres?, ¿cómo se afectan las mujeres con las decisiones que tomamos como país?; y, ¿qué tenemos que hacer para erradicar las desigualdades y reconocer sus derechos? 


Somos las flores y somos diversas. Nuestra diversidad nos hace fuertes, pero también vulnerables cuando nuestras hermanas son víctimas de otras opresiones como el racismo, la lesbofobia, transfobia, xenofobia y el clasismo. Por eso a todas las abrazamos en nuestra agenda de este 8 de marzo. Florecemos juntas.

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