14.12.15

Lo que sí importa

Y de momento, Twitter y otras redes se convirtieron en plataforma para vanalizar la precariedad de este territorio-colonia-nación y matria que habitamos.
 
Bastaron unos minutos del mensaje del gobernador Alejandro García Padilla para que todxs lxs políticxs de carrera del PPD-PNP sacaran los mensajes prefabricados que tenían a un "send" de distancia del tradicional público que sólo consume trivialidades.
 
Lo que no se dijo es más importante.
 
No se habló de derechos humanos.
No se habló de la agenda inconclusa de equidad.
No se habló del país ingobernable gracias a la desesperanza.
No se habló de crear, al fin, una mesa de trabajo libre de partidos fracasados.
No se habló de construir una matria que acoja a todas y todos los que la habitamos.
No se habló de la eliminación de la cultura oligárquica que nos ha traído hasta aquí.
No se habló de las cosas que la gente sensata ya ha dicho que hay que hacer.
 
¿Qué importa quién quiere correr por el PPD-PNP para la gobernación? ¿Qué importan las aseveraciones de que arrasarán en las elecciones? ¿Qué importa lo que digan lxs que han vendido pobreza y discrimen camuflados de sueño americano en versión caribeña?  Para lo único que importan es para tomar nota, observar y luego decidir cambiar nuestro presente.
 
Lo que importa que sí es trabajar para un país habitable, justo, lleno de oportunidades y de felicidad.
 
Importa:
 
Nuestras familias y nuestro derecho a habitar espacios seguros y saludables.
 
Tener servicios de salud adecuados y dignos cuando las enfermedades llegan a nuestras vidas.
 
Tener más casas habitadas por familias y personas que hoy carecen de hogar y tener menos casas reposeídas por los bancos.
 
Dar a nuestra niñez una educación gratuita de calidad.
 
Crear empleos como parte de una estrategia de desarrollo local y traer a casa a quienes han emigrado obligadxs por la falta de oportunidades.
 
Sentirnos segurxs en cualquier calle.
 
Tener tiempo para las cosas importantes y no tener que cargar con cuatro trabajos sin beneficios marginales.
 
Saber que podemos ser como somos sin que se nos discrimine.
 
Vivir plenamente.  Amar con fuerza.  Saberse humana y con derechos accesibles.
Lo que sí importa, es recuperar nuestra capacidad de soñar y de saber que esos sueños pueden ser una realidad.
 
 

11.12.15

El machismo nuestro de cada día

http://aldia.microjuris.com/2015/12/11/jurista-le-quita-puntos-a-junta-examinadora-por-revalida-machista/

Una nota de Microjuris nos acaba de confrontar con una instancia más del discrimen por género y el machismo que se percola a través de nuestro sistema legal.  Esta vez en un espacio insospechado para muchas de nosotras: El proceso de reválida para el ejercicio de la abogacía.

Un jurista y ex profesor de derecho, el Lcdo. Jorge Velázquez, denunció el contenido de una pregunta de la más reciente reválida. 

Cito de la nota:

"Según el profesor, la pregunta solicitaba a los examinados que contestaran si procedía el delito de homicidio en vez de asesinato, por haber sido las expresiones de la asesinada una provocación adecuada que justificara un arrebato de cólera por parte del asesino. Según la guía de corrección de la Junta Examinadora, la respuesta era en la afirmativa, y el acto del confinado constituyó un homicidio, por haberse efectuado “bajo los efectos del coraje provocado por las manifestaciones de ella al encontrarla en la cama con Amante”."

Si en efecto, la Junta Examinadora actuó de esa manera, estamos ante la validación institucional de la violencia de género y del pensamiento machista según el cual "el honor " o "la hombría" de un hombre valen más que la vida de una mujer.  Se nos está diciendo que "las mujeres nos merecemos lo que nos pasó" por habernos salido del lugar que nos asigna un sistema que sigue siendo patriarcal. 

Para quienes trabajamos por la equidad y hemos atestiguado cómo se maltratan en nuestro sistema de justicia a las víctimas de la violencia machista, este evento es indignante, frustrante y, sobre todo doloroso.  Sí, porque sabemos que tal y como se juzgó a Ivania, tal como se juzgó a Ivonne y tal y como se ha juzgado y condenado a otras mujeres víctimas de violencia en el pasado, todavía muchas más serán juzgadas si no se actúa para enmendar este tipo de situación.

Ya no estamos para justificar y aceptar crímenes cometidos en aras de salvaguardar falsos conceptos de honor.

Por un país en el que las mujeres tengan acceso a la justicia, sigamos exigiendo equidad en cada espacio de poder.

1.12.15

Propuesta para dejar el llantén y pasar a la acción

(Para tiempos en los que el gobierno nos pasa el rolo por encima)

(1) Si no sabe qué representante o senador/a corresponde a su distrito, averigüe ya. (¿Cómo quejarse en abstracto y sin ponerle cara a quienes abusan del poder?)

(2) Luego, sígale la pista y evalúe su trabajo objetivamente y sin el filtro contaminado de un partido. Háblelo con sus vecinxs. (El conocimiento es poder. La ignorancia es derrota)

(3) Determine si quiere que esx legislador/a le siga representando. (¡No son perpetuos!)

(4) Si cree que no se merece estar en la Legislatura, decida desde ahora una de dos cosas: (a) Activarse políticamente y considerar ser candidatx en el 2016; o (b) Identificar una candidata o candidato idóneo al cual apoyar. (Hay sillas llenas por falta de competencia. Si lxs buenos no quieren ser candidatxs, los mediocres hacen fiesta)

(5) Mire la Ley Electoral y conózcala para saber cómo desarrollar su acción. (No todo tiene que hacerse bajo una estructura de partidos)

(6) No pierda el tiempo llorando y quejándose. Sus quejas sólo hacen más fuerte el sistema bipartita porque siembran la desesperanza.

¿Tenemos derecho al pataleo? Sí. Y lo podemos renunciar. Pero tenemos el deber de actuar. Y ese, es ineludible si queremos que este país tenga un futuro.

23.11.15

Tetas y economía: A 2 días del Día Internacional de No Más Violencia Hacia las Mujeres

Las matrias como parte de una manifestación en Santurce, oct. 2015
Los cuerpos de las mujeres sirven, en un mundo patriarcal y capitalista, para tres cosas:

Una: Complacer a algún o algunos hombres.  A veces a muchos.

Dos: Para alimentar una estrategia de ventas.  Ya saben: automóviles, bebidas, perfumes, accesorios deportivos, inversiones...

Tres: Para parir más trabajadorxs y consumidorxs que muevan la rueda económica del sistema.

Las tetas y la economía tienen más de un punto de encuentro en nuestro país y ninguno de ellos nos conviene porque nos coloca en estado de vulnerabilidad ante la violencia.  No sólo la violencia en relaciones de pareja, sino la violencia social, la económica, la obstétrica y la mediática.  Una teta libre es una amenaza a todo un sistema que necesita mantener el control sobre nosotras.

La reivindicación de los cuerpos de las mujeres debe ser parte de cualquier agenda de derechos humanos.  Sin poder sobre ellos, carecemos de oportunidades económicas, políticas y sociales reales.  Que algunas nos sintamos libres, no nos hace libres a todas.  Ni siquiera a quienes nos pensamos así. 

Por cada una de nosotras, y por todas, hay que insistir en la equidad para alcanzar la paz.

A continuación mi reflexión del mismo 28 de octubre.

Manifestación política en reclamo de espacios de respeto y libertad para los cuerpos de las mujeres.
28 de octubre de 2015- Santurce

Vivimos tiempos extraordinarios. Convulsos. Retantes. Tiempos en los que se nos presentan nuevas fronteras que transgredir en nuestro camino a la equidad, la justicia, la paz y la libertad. Cada nueva frontera es externa e interna. Nos vencemos para vencer. Vencemos la otredad que trata de asignarnos un rincón del mundo y luego encontramos que nosotras mismas tenemos rincones elegidos aún en contra de nuestro deber de ser libres.

Ser libres no es sólo un derecho. También es un deber cuando de nuestra libertad depende la de otras personas.
Hoy yo fui un poco más libre. Por mí. Claro. Pero también por las demás mujeres que viven esta Isla. Cuando creíamos que nuestros cuerpos eran campo seguro en el que nosotras mandábamos, un acto vandálico contra el mural de Moriviví y Coordinadora Paz para la Mujer nos recordó algo que sabíamos: nuestros cuerpos siguen siendo campos de batalla y nadie nunca nos pidió permiso para usarlos.

En nosotras se deleitan los medios de comunicación, la publicidad que vende productos con nuestros cuerpos, los compradores de sexo, los mercaderes de una medicina que nos hace creer que necesitamos transformaciones vanas, las fábricas que convierten los cuerpos de las obreras en máquinas que luego desechan, las castas que necesitan que paramos sus hijxs, las iglesias que nos definen como esclavas domésticas modernas y hasta lxs políticxs que exhiben esposas perfectas. Nos tratan como cosas y como cosas nos quieren controlar. Al extremo de poner en manos ajenas en qué momento y circunstancias es aceptable vernos y en cuales no.

Para mí, el día de hoy se trató de decir basta. Se trató de elegir cuándo, cómo y dónde yo dejo ver mi cuerpo. También el por qué. Estoy segura de que cada mujer de las que hoy llegó y se mostró ante el mural tuvo sus propias razones. Todas válidas. Todas apalancadas en una voluntad y un valor gigantes porque, lo sabemos, no fue un acto común, ni silencioso, ni sumiso. No fue un acto esperado de las mujeres. Transgredimos el rol que nos quieren asignar.

No quiero retirarme hoy sin decir cuánto agradezco a la vida el que me haya permitido ser parte de este evento de hoy. Liberarme. Retar. Trabajar por la libertad y el respeto a los cuerpos de otras mujeres que tal vez nunca conoceré, que quizás no han nacido pero que sentirán el efectos de las alas de mariposas que agitamos hoy. Mujeres y hombres solidarios.

Amor para todas las desnudas. Amor para todas las que nos acompañaron allí o en energías. Amor para los compañeros que nos apoyaron.

Amor gigante para mis amadas matrias. Orgullosa de ustedes. Agradecida de ser parte de ese círculo mágico que creamos todas y todos.

21.11.15

Mundo fálico: A 4 días del Día Internacional de No Más Violencia Hacia las Mujeres

Hoy ha sido sábado de libros, arte y música.  Y en la música, Welmo Romero con sus líricas y ritmos en vivo en FLIA 8.

Y nos canta "Mundo fálico".  Y me recuerda lo feliz que me hace encontrarme en mi camino a hombres solidarios, feministas, comprometidos.  Y sé que, en efecto, el mundo sigue siendo fálico pero hay hombres capaces de ver-se, renunciar a la comodidad y trabajar para la equidad.

Lo masculino sigue pareciendo superior para algunas personas.  La medida de lo bueno, lo poderoso, lo valioso. En contraste, lo femenino es lo débil, lo inferior y la obediencia/sometimiento. Retar esas concepciones es urgente.  Y para ello, la cultura es fundamental.

Una cultura que fomenta la equidad es también parte de una estrategia de paz.  A cuatro días del Día Internacional de No Más Violencia hacia las Mujeres, pensemos en cómo seguir creando espacios culturales de equidad que logren contrarrestar los de desigualdad.

18.11.15

Concertación de esperanza: A 7 días del Día Internacional de No Más Violencia Hacia las Mujeres

Asistencia a Conversatorio de IGEA y Matria- "Más mujeres, mejor política"
Cuando convocamos a nuestro conversatorio de anoche, lxs matrixs lo hicimos por dos razones:  teníamos debates internos sobre el tema de las candidaturas políticas de las mujeres y sentíamos que el tema era lo suficientemente importante como para abrir nuestro debate a otras mujeres y hombres solidarios.  Lo que no sabíamos era que tantas otras personas también necesitaban hablar del tema y se sentirían convocadas a participar de la actividad. 

El conversatorio "Más mujeres, mejor política" que celebraron IGEA, Matria y La Ruta de las Mujeres en Libros AC se llenó a capacidad. Más de 60 personas llegaron para escuchar, hablar y hacer compromisos personales con un propósito común.  Se logró una concertación de esperanza en un espacio al que llegamos con tan sólo un inmenso deseo de aprender y escuchar a otras mujeres.

¿Qué dijeron las compañeras Tati Fernós y Verónica Rivera? ¿Qué dijeron las mujeres del público?  ¿Qué preguntas nos quedan sobre la mesa?  De eso escribiré más adelante y con más detalle.  Pero les adelanto que vivimos tiempos extraordinarios en los que frente a la adversidad y las estrategias de inmovilización que nos tratan de aplicar desde tantas estructuras tradicionales, muchas mujeres y hombres que llegaron allí han decidido responder con amor, solidaridad y acción.

Hoy soy más feliz que ayer.

17.11.15

La solidaridad como estrategia política- A 8 días del Día Internacional de No Más Violencia Hacia las Mujeres

Taller de La Ruta de las Mujeres de Proyecto Matria en Piñones, 2012
Las mujeres necesitan llegar a los espacios de poder.  Se nos va la vida en eso.  No podemos seguir mendigando derechos ante los gobiernos y otras estructuras que obvian nuestra humanidad y nuestros derechos.

Según la ONU, tan recientemente como enero de 2014 las mujeres éramos solamente el 21.8% de lxs parlamentarixs de nivel nacional y un 17% de lxs ministrxs de gobierno.  De todxs lxs jefes de estado del mundo, las mujeres son el 5.9%.
 
En Puerto Rico, tenemos datos igualmente preocupantes. En el Senado sólo hay 6 mujeres en un grupo de 27.  Eso equivale a un 22%.  Pero miremos los números de nuevo y consideremos SOLAMENTE a las senadoras solidarias y claras en cuanto a valores de equidad: Maritere González y María de Lourdes Santiago.  Dos.  ¿Qué porcentaje de representación tenemos en el Senado? 7%
 
¿Qué decir de la Cámara?  Sólo hay 8 mujeres entre 51 representantes.  Esto es un 16%.  Nuevamente, si miramos los números desde una perspectiva de equidad, el porcentaje es prácticamente cero.
 
Hoy voy cargando con esos datos y un buen paquete adicional de indignaciones, esperanzas, dudas y certezas a un conversatorio con otras mujeres.  Hablaremos de política.  De por qué sí y por qué no aspirar a puestos electivos.  Hablaremos de las experiencias pasadas y también de lo que nos preocupa en momentos en los que algunas de nosotras debemos tomar decisiones en torno a ese trabajo pendiente.
 
Llevo días reflexionando y leyendo del tema.  Y me doy cuenta de que este tipo de reflexión requiere una gran dosis de corazón.  Ya veremos qué tal nos va.  Pero dentro de todo, mirando fotos de las luchas de los pasados años, puedo decir con bastante certeza que la mejor estrategia feminista para entrar al campo político es la solidaridad.  Esa ha sido nuestra fórmula de éxito en el pasado.  ¿Por qué dejarla atrás?
 

16.11.15

Ver a las otras: A 9 días del Día Internacional de No Más Violencia Hacia las Mujeres

Árbol de mensajes, abril 2012, Estambul Turquía
Nota: Se me ha hecho difícil mantener el ritmo de escritura de hace unos años.  Trabajar para que una organización como Matria crezca, aún en tiempos adversos, y ser parte de otros colectivos de trabajo como CABE, cobra su buena cuota de tiempo.  También la familia, también el amor.  Sin embargo, este año voy a tratar de recuperar al menos una parte de la cuenta regresiva al 25 de noviembre que hice en otros momentos.  Es importante y es urgente.  Nos encontramos en momentos en los que no podemos darnos el lujo de permitir que se invisibilicen las distintas formas de violencia que sufren las mujeres y que el gobierno y el país tomen decisiones que nos afectarán irremediablemente.  Y como pasa con tantas otras luchas de las mujeres, trabajar en contra de las violencias hacia nosotras seguramente traerá equidad a otros grupos.

Vivimos en un sistema que nos educa para ser machistas.  A hombres y a mujeres.  También para ser otras tantas cosas que minan nuestra capacidad de amar al prójimo y sentir empatía.  Los prejuicios nos impiden ver la humanidad ajena y si no la vemos, no podemos tener una sociedad justa y equitativa.

Si queremos erradicar la violencia hacia las mujeres tenemos que aprender a verlas.  Esa tarea es compleja.  Nuestras historias de vida nos dan un marco de referencia limitado.  Nuestros pensamientos domesticados nos hacen rechazar las personas diferentes.  Nuestros miedos nos hacen criticar conductas que sentimos amenazantes.  Y así, se nos pasa pensar en las mujeres que viven en soledad, enfermas.  No las vemos, no existen.  Nos imaginamos que las que viven en pobreza están dándose la buena vida a costa del PAN o de otras ayudas del gobierno.  No hemos vivido esa pobreza, no existe.  No hemos sido víctimas de un evento de violencia en nuestras relaciones de pareja, le decimos mentirosas a las que denuncian la que sufren.  No nos ha agredido sexualmente un ser querido, dudamos de la palabra de las niñas o jóvenes que se atreven a hablar.  No nos han negado tratamiento médico, decimos que con la "tarjetita" todas las demás mujeres tienen servicios... La lista sería larga.  Aún la de las violencias que sufrimos en carne propia y no reconocemos.

Así que hoy, mi invitación es a ver a las otras mujeres.  Niñas, jóvenes, adultas y viejas.  De cualquier clase social, pero en especial las que son invisibles a la mirada común porque no cae en los perfiles que los medios y la publicidad necesitan para sus agendas de lucro.

Veamos.  Ese es el primer paso para entender, para amar y para comprometerse con la equidad.

30.9.15

Facturitas

Publicada en El Nuevo Día
30 de sept de 2015

Parece que algunas personas creen tener derecho a pasar facturas a cuenta de derechos humanos.  Ya se ven mensajes aquí y allá proclamando gestiones exitosas por los derechos humanos de las comunidades LGBTT, las mujeres y otros grupos tradicionalmente discriminados.  Antes de que a alguna agencia de publicidad se le ocurra lanzar eslóganes engañosos, repasemos las cuentas para ver quién le debe a quién.

 
Si bien es cierto que existen legisladoras, legisladores y jefas/es de agencia que han asumido una defensa vertical de los derechos humanos de distintos grupos, es igualmente cierto que tanto el PNP como el PPD son maquinarias políticas machistas, homofóbicas y generadoras de las desigualdades sociales y económicas que hoy estamos pagando como país.  Si de facturas se trata, creo que el pueblo tiene unas cuantas que pasarle a ambos partidos.

 
En una columna no caben todas las cuentas pendientes, así que iré a las más obvias con la invitación a que otros grupos también preparen las suyas. 

 
Hablemos de las comunidades LGBTTQI.  Recordemos cómo hubo que cazar votos en el Senado y la Cámara en el año 2013 para que se aprobaran las leyes 22 y 23 de ese año. En el Senado la Comisión de Derechos Civiles y su presidenta obstaculizaron su aprobación y en la Cámara los grupos opositores eran recibidos con café en oficinas de representantes populares que además abrían las sesiones de ese cuerpo con oraciones y expresiones de apoyo a esos mismos grupos.  Afilemos el lápiz y anotemos en nuestras facturas las acciones de la representante que a pesar de presidir la Comisión del Género y la Equidad se negó a atender nuestros grupos y luego participó en los clamores a dioses sin respeto alguno a la separación entre Iglesia y Estado. Esa sí es una factura pendiente.  Factura que incluye a los legisladores del PNP que se opusieron a ambos proyectos por mero oportunismo político. 

 
La factura de las comunidades LGBTTQI podría incluir otras cuentas.  Por ejemplo, la manera en que el PS437 para viabilizar adopciones sigue detenido en Senado y con cero probabilidades de aprobación en Cámara.  O la primera contestación del gobierno a la demanda de Ada Conde para viabilizar el matrimonio LGBT en la Isla.  También habrá que ver lo que hagan, o no hagan, ahora en torno a las legislaciones necesarias para crear un estado de derecho realmente equitativo para las familias LGBT.

 
Las mujeres, por nuestra parte, tenemos nuestras facturas actualizadas. Entre otras cosas, tenemos en ellas los compromisos hechos mediante carta firmada por el Gobernador el 18 de septiembre de 2014 que aún no han sido cumplidos.  Seguimos en espera de una Defensoría de las Mujeres y la Equidad que se dejó morir entre el Ejecutivo y la Legislatura y estamos calculando el efecto devastador en la vida de las mujeres de las políticas fiscales que se proponen para complacer al capital a cuenta de nuestros derechos humanos.  Eso sin contar la espera eterna por una perspectiva de género en la educación pública y el silencio que arropa el tema en el Departamento de Educación al que apoyamos para que lograra emitir su carta circular.

 
Espero que no haya agencias de publicidad- de ninguno de los dos partidos que se alternan la gobernación- preparando facturitas chantajistas o promesas huecas.  Ya no estamos para eso cuando la factura real, grande y pertinente la seguimos teniendo del lado de acá, del lado de los derechos humanos que se nos siguen debiendo.

15.9.15

Degollar el cordero


*Publicada originalmente el El Nuevo Día

Degollar el cordero.  Suena violento pero más violenta es la desigualdad.  Más violenta es la perspectiva de seguir sometiéndonos como país a las decisiones que se toman desde las mismas mesas de trabajo que construyeron nuestra pobreza. 



Siempre he pensado que nuestro escudo nacional, con ese cordero arrodillado y la bandera blanca, nos ha desgraciado la vida colectiva.  El cordero y la conveniente idea de que nada cambiará porque somos colonia.  



Curiosamente, la bandera blanca con la cruz roja del cordero del escudo simboliza tregua y cesar la lucha. Pero el momento actual requiere lo contrario: lucha, confrontación y movimiento. No podemos seguir pretendiendo transformar una estructura de desigualdad sin confrontar sectores.  No podemos aceptar mesas de consenso a las cuales la gente llega sin hacer introspección y con las manos manchadas de acciones que atentan contra los más elementales principios de derechos humanos. 



Yo me niego a actuar como si los bancos, los partidos políticos, las corporaciones foráneas y hasta algunas organizaciones fueran iguales a quienes trabajamos por la equidad día tras día.  No lo son.  Se han beneficiado de las desigualdades, las han construido y las han fomentado. Han tenido acceso a espacios de poder que determinaron las decisiones económicas y sociales más importantes del pasado siglo y no lo hicieron bien. Creen inclusive que pueden dictarnos desde su dinero lo que podemos o no podemos hacer so pena de perder fondos si no nos alineamos con sus objetivos.



Antes de preguntarnos qué hacer, debemos preguntarnos con quién, cómo, por qué y para quién hacer.  ¿Queremos seguir viendo un gobierno que toma decisiones a la carrera y a entidades privadas sacando provecho de la desesperación ajena? No. Por eso hablo de degollar al cordero, de deshacernos de la bandera que anuncia el abandono de las luchas y de hacernos cargo del país sin temer a las verdades que nadie quiere mencionar en voz alta.   



Luego de la confrontación honesta y valiente, hablemos de construir una clara agenda de derechos humanos que nos incluya a todas y a todos.  Para construirla, seamos generosas con ese país que queda invisible tras los discursos y la propaganda mediática tradicional. Visitemos las comunidades, construyamos un lenguaje común, dialoguemos desde una ruta que transcurra por la Isla y no por oficinas de burócratas. Hagamos el trabajo paciente y amoroso que es necesario hoy y seguirá siendo necesario mañana.



Esa ruta país, construirá mucho más que un falso consenso e irá más allá de los inútiles y vacíos comités multisectoriales que nada aportan. Ya no estamos para servir cafés en mesas de interlocutores sonrientes y voces ausentes. No somos corderos que balan lastimeramente.  Es momento de parir una nueva matria/patria. 

7.6.15

Del matrimonio ideal y otras cuestiones LGBT


*Nota de la autora: Esta columna se escribió antes del 26 de junio de 2015, fecha en la cual el Tribunal Supremo de los Estados Unidos favoreció el matrimonio entre personas del mismo sexo.

A pesar de lo que Hollywood, las iglesias, las novelas mexicanas y los anuncios nos dicen, no todo gran amor culmina en un matrimonio ni todas las personas lo necesitan para ser felices.  De hecho, el contrato matrimonial no es de esos contratos que se caracterizan por la equidad para sus partes o por tener un rol emancipador en la vida de quienes contratan.  Pocas personas saben que hasta 1976 casarse implicaba para las mujeres renunciar a su libertad de contratación, movimiento y administración de bienes.  Más aún, al día de hoy todavía escuchamos pastores y pastoras diciendo que las mujeres deben obedecer y seguir al “marido” y vemos cómo los embates de la violencia de género les privan de sus bienes, su salud y hasta de sus vidas.  Como institución patriarcal y heterosexista, el matrimonio no necesariamente es algo con lo cual algunas de nosotras simpaticemos.  Ciertamente, el concepto ha ido cambiando gracias a las luchas por la equidad de género, pero, ¿ya ha cambiado lo suficiente?  ¿Es en sí mismo el matrimonio un instrumento de equidad para las comunidades LGBTT aunque no lo ha sido para las mujeres? Esta pregunta puede resultar molesta en este momento histórico, pero vale la pena hacerla.



Más allá de la discusión legal sobre el tema del matrimonio igualitario, que ya ha sido magistralmente recogida en un artículo de revista jurídica deGabriel Laborde, me parece importante mirar otros aspectos del matrimonio y de la lucha por la equidad para las comunidades LGBTT.  Pensemos en cómo nuestra sociedad ve el matrimonio, qué imágenes acompañan la palabra, cómo se enlaza al tema de composición familiar y cómo algunos sectores dependen del matrimonio para su subsistencia.  Pensemos además en el valor heteropatriarcal que representa y en lo que implica para la equidad de las comunidades LGBTT.



En Puerto Rico, más del 55% de las familias están constituidas fuera del vínculo matrimonial.  Contrario a lo que podría pensarse, esto no es un fenómeno reciente, sino un dato consistente en los censos de las pasadas décadas.  Particularmente, los sectores más empobrecidos tienen una marcada tendencia a no casarse, en gran medida porque la pobreza no invita a compartirse.  Esto nos recuerda que el origen de la institución legal del matrimonio, más que divino, es económico por más que nos lo adornen con flores, azúcar y promesas de amor eterno.  De hecho, muchos de los argumentos a favor del matrimonio igualitario giran en torno a asuntos económicos tales como la posesión de bienes, herencias, seguros de salud y contribuciones, entre otros.  Por supuesto, hay otros asuntos de índole amorosa, social y humanitaria que pesan para algunxs de nosotrxs más que lo económico: derecho a participar en decisiones sobre salud, compartir hogar en la vejez, acompañar en la enfermedad, tener hijxs y, sobre todo, que se nos reconozca a todas y todos el mismo derecho a cometer matrimonio que tienen las personas heterosexuales. (Lo de cometer no es un error)



Si lo miramos desde una perspectiva de derechos humanos para las comunidades LGBTT, es inevitable reconocer que el acceso al matrimonio es uno de muchos asuntos a tratar a la hora de establecer una agenda de lucha por la equidad.  Tal y como las mujeres siguen luchando para el reconocimiento de sus derechos, las comunidades LGBTT deberán seguir luchando por los suyos.  Las poblaciones tradicionalmente marginalizadas por nuestro sistema social, tienen agendas de lucha larguísimas que requerirán años (¡y generaciones!) de lucha.



En menos de un mes, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos emitirá sudecisión sobre el matrimonio igualitario.  Creo que no exagero si digo que prácticamente todxs lxs activistas LGBTT estamos cruzando dedos para que sea una decisión favorable y derrumbe de una vez por todas las fronteras de la desigualdad que impera en ese tema a nivel de los Estados Unidos y, en consecuencia, en nuestra amada colonia patria.  Queremos celebrar el acceso a ese derecho y seguramente acompañaremos a gente muy querida a sus bodas.  Eso no quiere decir que estemos ajenxs a las discusiones obligatorias en torno al tema.



Retomando el tema de la equidad dentro del matrimonio, es importante que nos miremos como comunidades LGBTT.  Ser LGBTT no te convierte de inmediato en una persona consciente de las inequidades de género o te libera del machismo que se nos inculca a través de instituciones sociales como las iglesias, la escuela y otros espacios de formación.  Aunque algunas personas piensen que el convivir con una pareja de su mismo sexo les evita bregar con la desigualdad de género y hace más llevadera la vida en común, lo cierto es que hombres y mujeres podemos seguir atribuyendo carga negativa o positiva, superior o inferior a diversas cualidades en virtud del pensamiento machista.  Es así como entre hombres gays aún podemos ver algún tipo de desprecio por otros hombres cuando perciben en ellos cualidades que consideran “femeninas”.  También podemos ver cómo se menosprecia a las trans o cómo se ve a las lesbianas como una categoría inferior en el mundo LGBTT solamente porque son mujeres.  Las lesbianas pueden operar desde premisas parecidas.  Si aceptamos que esto pasa, debemos aceptar también la posibilidad real de que la desigualdad, e incluso la violencia, se manifiesten dentro de los matrimonios LGBTT tal y como ya lo hacen al interior de las parejas consensuales.



La existencia de la equidad dentro de una relación de pareja no depende del estado civil.  Depende del amor y del esfuerzo de ambas personas para vivir libres de estereotipos, prejuicios y juegos de poder y control. ¿Estamos listxs para manejar como comunidades el tema de la equidad en las relaciones o simplemente replicaremos modelos heterosexistas? ¿Cómo serán nuestros divorcios?



Los ataques más comunes a las comunidades LGBTT se dirigen a nuestra calidad moral.  Se alega que somos personas promiscuas y poco dadas a la vida familiar.  Esto nos remite al ideario heterosexista y patriarcal que privilegia la familia compuesta por hombre y mujer con hijxs como la base de una sociedad productiva.  Acceder al derecho al matrimonio podría ser una respuesta a esos ataques.  Después de todo, miles de personas LGBTT viven en largas relaciones de pareja y también constituyen familias con sus hijxs.  Sin embargo, ¿qué nos hace pensar que la familia, definida a partir del matrimonio o los conceptos hetersosexistas, es un estado moral o social superior al de otros tipos de relaciones?  ¿Podría ser que algunas personas LGBTT aspiren a replicar un modelo heterosexista que además tiene un sesgo de clase?



La dignidad de una persona no debe estar sujeta a juicios morales estereotipados o a la expectativa de que viva o se ajuste a un tipo de relación de pareja en particular.  Vivir en equidad es tener derecho a elegir libremente cómo y con quién nos relacionamos sexual y afectivamente ya sea por toda una vida o sólo por una noche. ¿Estamos dispuestxs a defender la dignidad de toda persona LGBTT independientemente de lo que elija para su vida? ¿Aún la dignidad de quienes ejercen trabajos sexuales?



Al día de hoy, cuando una pareja LGBTT se besa en público, explotan las redes sociales.  Nos critican los fundamentalistas, ok.  ¡Pero también gente de las propias comunidades LGBTT!  A pesar de la euforia con el tema del matrimonio igualitario, aún tenemos compañerxs que piensan que las expresiones de amor LGBTT deben hacerse en privado y que no necesariamente lxs niñxs deben ser expuestxs a las mismas.  Ni qué se diga de cómo se critican vídeos o fotos de nuestras comunidades a pesar de que se tolere la misma conducta en personas heterosexuales. Los fundamentalistas al menos, criticarían a todo el mundo porque parten del terror al cuerpo y al sexo.  Pero el resto de la gente, heterosexual y LGBTT, lo que hacen es manifestar su homofobia. (Sí. La gente LGBTT también puede ser homofóbica. Pregunten a algunos legisladores que se dedican a entorpecer nuestros proyectos de ley desde sus clósets.)



Vencer toda expresión de homofobia, aún la internalizada, debe ser una prioridad para que vivamos el amor en libertad.  ¿Estamos dispuestxs a hacer frente a la homofobia aun cuando no sea dirigida a nosotrxs en carácter personal?  ¿O callaremos y otorgaremos cuando se juzgue con la vara de la moralina a otras a personas LGBTT? ¿Subsana el matrimonio igualitario la homofobia?


Ya llegarán las bodas para nuestras comunidades.  Si no ahora, en muy poco tiempo.  De eso estoy segura.  Y yo me alegraré con la alegría de las personas que amo y que ven en el matrimonio algo más que un trámite legal y económico.  También me seguiré preocupando por las demás inequidades que aún nos quitan calidad de vida y libertad.  Imagino que algunas personas tendrán que pensar a quiénes incluyen en sus listas de invitadxs porque sus familias no entienden que la orientación sexual y la identidad de género no se eligen, se viven.  Sabré de otra gente cuya pobreza le seguirá negando el acceso a un matrimonio.  Y también de otrxs que, como yo, prefieren amar sin lazos legales.  Lo que espero es que las alegrías de unxs, no se conviertan en el abandono de otrxs.  También que todas y todos tengamos claro, muy claro, que aún no nos acompaña la equidad. ¡Que el amor vaya más allá de nuestros hogares y se solidarice con todas las comunidades LGBTT! 

Columna publicada originalmente en el Dossier LGBTT de 80 Grados en verano 2015

9.5.15

La amarga melancolía del amar y no ser


16 de mayo*



Hoy fuimos poesía.



 Caminamos por años las rutas del trabajo

 con la mirada puesta en la equidad

 sabiendo que la merecemos

 que es nuestro derecho

 y que no la podemos renunciar.



 Hoy fuimos poesía.



 Poesía que convocó y que respondió.



 Hoy fuimos poesía.



 Poesía escrita con el empeño

 con los pasos acompasados de los grupos de amores por los pasillos de la ley

 con las sonrisas cómplices

 con las risas que nos consuelan ante la balbuceante estupidez de quienes quieren justificar su homofobia

 con las miradas preocupadas buscando reafirmar que todo estará bien

 con la ira a flor de piel mientras insultan nuestra dignidad

 con el corazón volando entre tanta gente querida

 con el dolor acallado en la garganta ante la mirada desconcertada de los jóvenes que sufren las palabras de desprecio.



Hoy fuimos poesía.



 Poesía en abrazos

 en el grito de EQUIDAD

 en los besos de alegría

 y en la inconformidad latente.



 Hoy fuimos poesía.



 Poesía fuerte y valiente.

 Poesía solidaria.

 Poesía amorosa.



 Hoy fuimos poesía escrita en ritmo de victoria y de esperanza.



 Hoy fuimos poesía y versos que aún se están escribiendo

 para nuestra historia y para la eternidad.



Todavía recuerdo claramente el día 16 de mayo de 2013.  Ser parte del Comité Amplio para la Búsqueda de Equidad (CABE) y llegar al amanecer al Capitolio para garantizar los votos necesarios para el Proyecto del Senado 238 que en su versión original pretendía prohibir el discrimen por orientación sexual o identidad de género real o percibida en múltiples espacios públicos y privados. Ese día se logró su aprobación en el Senado de Puerto Rico y tuve que hacer un esfuerzo grande para manejar la ira y abrazar la esperanza ante el primer golpe que recibió el proyecto de ley debido a una petición de la senadora Rossana López.  Ese día se eliminó del mismo la parte de “real o percibida” y se excluyó de la protección del proyecto a personas LGBTT que no quieren revelar su orientación sexual o a heterosexuales que pudieran ser discriminadxs por ser percibidxs como parte de las comunidades LGBTT.



También recuerdo los días subsiguientes.  El trabajo intenso de CABE y de otros grupos LGBTT.  Las olas de apoyo solidario de camino a la Cámara de Representantes contrastando con las puertas cerradas de los representantes que se negaban a recibirnos para hablar de ese proyecto y del Proyecto de la Cámara 488 para enmendar la Ley 54 de Violencia Doméstica y proteger personas LGBTT.  Recuerdo también, perfectamente, las palabras de los que nos recibieron y nos dieron excusas para no apoyar la equidad.  Recuerdo la arrogancia de alguno que otro que sintió que nos tocaba mendigar derechos.  Recuerdo la cobardía de quienes admitieron que teníamos la razón pero que querían los votos de las iglesias de sus distritos.



Recuerdo- y sé que esas imágenes me acompañarán el resto de la vida- las reuniones improvisadas en los pasillos del hemiciclo de la Cámara para medir los daños que a cada minuto se acumulaban sobre el PS238 original, los esfuerzos para mantener la calma del grupo, la furia contenida cada vez que un representante se abrogaba el derecho de imponernos su ideología religiosa, ver el dolor de lxs jóvenes que estaban con nosotrxs y que entendían perfectamente los insultos a su dignidad humana.  Recuerdo el amor.  Recuerdo la combatividad. Recuerdo las risas.  Recuerdo el baile de YMCA en las gradas, el negarnos a ponernos de pie cuando se hicieron oraciones desde la vicepresidencia de la Cámara, el gritarle a la representante Charbonier que se fuera de la Cámara si, como ella decía, era incapaz de estar allí sin que se legislara con su dios.



Recuerdo el heroísmo de nuestra gente y de representantes y senadorxs que dieron la batalla por la equidad aun ante la amenaza de supuestos costos políticos. 



Recuerdo la imagen vibrante y poética de los gritos de “¡Equidad!” cuando se aprobaron ambos proyectos y los grupos fundamentalistas abandonaron las gradas del hemiciclo perseguidos por una multitud arcoíris que se sabía victoriosa a pesar de todo.



Recuerdo, que aun estando en Fortaleza para la firma de ambos proyectos no me abandonó una amarga melancolía del amar y no ser.  Porque la melancolía puede convivir con la esperanza y aún con la alegría.  Así de infinitos son los corazones humanos.  Cuando hablo del amar y no ser, me refiero a un estado de conciencia en el cual se sabe que se ama al prójimo, se ama la vida, se ama a nuestra pareja y a nuestras familias y aun así, no logramos ser ese ser humano pleno que tenemos derecho a ser por las barreras del prejuicio y las desigualdades.  Es saber que el amor no nos protegerá de algún evento violento a manos de una persona homofóbica

ni tendrá el poder de abrazar a alguna joven lesbiana que piense en quitarse la vida luego de ser golpeada o rechazada por su madre, amparar a una trans que siente que nació para ser esclava de la pobreza o un viejo gay que llora solo en un asilo la separación de su compañero de vida porque no les permiten compartir el cuarto.



A dos años de ese momento histórico, la agenda de equidad para las comunidades LGBTT sigue viva, esperanzadora, caminando sin tregua hacia el futuro.  Pero también, aquella amarga melancolía del amar y no ser me acompaña y va agarradita de la mano con la eterna esperanza, la alegría y una felicidad que fluye de momento en momento porque sabe que no tiene derecho a ser absoluta hasta que la agenda se complete.



Muchas cosas han cambiado en estos dos años.  CABE ha crecido.  Ha madurado como colectivo y abrazó una agenda amplia de equidad desde una conciencia clara de que la equidad es algo más que prohibir el discrimen en el empleo o tener derecho a contraer matrimonio.  Una agenda de equidad es una agenda de derechos humanos y es una agenda política que reconoce los distintos niveles de vulnerabilidad al interior de las comunidades LGBTT y también las intersecciones de las opresiones.



Quizás en este momento haya temas que ocupen los espacios de discusión pública con mayor protagonismo.  El matrimonio igualitario es uno de esos temas.  También el de adopción y aún el de perspectiva de género.  Pero lo cierto es que hay decenas, sino cientos, de temas que aún requieren ser atendidos.  No todas las personas LGBTT desean casarse o adoptar niñxs.  Y ni el matrimonio ni la adopción nos garantizan respeto, paz y dignidad en los demás espacios sociales.  Así que ambas luchas, aunque necesarias y urgentes, no son las únicas que tenemos que atender.  Haciendo y caminando, seguimos llevando en el corazón la certeza de que el trabajo no se acaba hasta que la persona LGBTT más vulnerable ante las inequidades vea garantizados sus derechos.



Si miramos nuestros derechos humanos desde una perspectiva holística y de género, sabemos dos cosas.  La primera es que no podemos fragmentar las aspiraciones, sueños, preocupaciones y vivencias de una persona.  Una persona es un entramado complejo de identidades que le llevan a pensar, sentir y actuar desde espacios de todo tipo: emocional, espiritual, mental, físico, familiar, comunitario, económico, de clase, raza y mucho más.  La segunda cosa que sabemos es que el género, y la manera en que se construye socialmente, es un espacio idóneo para levantar las más terribles exclusiones y prejuicios en contra de las comunidades LGBTT por el mero hecho de no responder al concepto binario de “masculino” versus “femenino” que se presenta como “normal”.  Esas mismas construcciones nos retan al interior de nuestras comunidades porque la misoginia, el clasismo y otros prejuicios nos acompañan y se manifiestan aún dentro de nuestros propios espacio.  Ser gay no te quita automáticamente lo misógino y tampoco ser lesbiana.  Ser trans no te quita el pensamiento fundamentalista que te condena a ti y al resto de las personas LGBTT.  Ser bisexual no te quita los prejuicios de clase contra otra gente gay.  En ese sentido, no nos queda más remedio que apostar a la perspectiva de género como una herramienta de análisis que allane el camino a la equidad.



Sabemos muchas otras cosas cuando miramos con atención a otros seres humanos y nos comprometemos con la equidad.  En marzo pasado, defensorxs de derechos humanos de nuestra Isla lograron comparecer ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en una audiencia para la cual se trabajó por mucho tiempo.  Aunque se presentó el estado de los derechos humanos de diversos grupos en Puerto Rico, destacaré aquí (por razones obvias) la importancia del informe sobre comunidades LGBTT preparado por estudiantes de la Clínica de Discrimen por Orientación Sexual e Identidad de Género de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico.  



Tras un arduo trabajo de investigación y entrevistas, el informe sobre el estado de nuestros derechos humanos logró exponer distintas áreas de nuestras vidas como personas LGBTT.  Destacaron temas de acceso a servicios de salud, vivienda, educación y trabajo.  También el tema del discrimen y cómo las personas LGBTT pueden ser privadas de cosas tan básicas como el derecho fundamental al matrimonio o a formar una familia.  Otro tema fundamental fue el de la vulnerabilidad a la violencia, algo que ha ocupado primeras planas por el nivel de homofobia que destilan los crímenes que se han cometido contra personas LBGTT.



¿Tenemos una agenda LGBTT?  Líderes fundamentalistas se pasan hablando de esa agenda.  Sólo que mienten sobre ella.  Nuestra agenda no pretende dominar el mundo ni cambiar la orientación sexual de otras personas.  Nuestra agenda tampoco incluye robarse la niñez ni destruir matrimonios ajenos. 



La agenda LGBTT, la que CABE abraza, es una agenda de equidad que mira desde el amor y el compromiso al resto de las comunidades LGBTT y se pregunta qué hay que hacer (y lo hace) para garantizar la vida, dignidad, desarrollo y felicidad de todxs.  Suena idealista, pero no lo es.  Esta es la generación a cargo de cambiar la historia.  Desde las comunidades LGBTT y desde la sociedad civil representada por todo tipo de persona que sin importar sus creencias religiosas o políticas sabe que la equidad para nosotras es lo justo y es lo necesario.  A fin de cuentas es la única manera de quitarse de encima la amarga melancolía del amar y no ser.





* Poema escrito en la noche del 16 de mayo de 2013- ©Amárilis Pagán Jiménez

Esta columna fue parte del Dossier LGBTT de 80 Grados en el verano de 2015.

24.4.15

Amor y Perversión


No es posible amar y, a la misma vez, elaborar todo un catálogo de justificaciones para discriminar.  No se puede hablar de bondad y escatimar derechos humanos a otras personas. No se puede prometer cielos y construir infiernos en la tierra con palabras, acciones, pensamientos y omisiones que cuestan vidas.  Este momento histórico nos requiere saber distinguir el amor al prójimo de los juicios morales que se construyen por minorías que insisten en detener la evolución social y humana de nuestro país.

Estamos a meses de que un tribunal federal decida el futuro del Artículo 68 de nuestro Código Civil.  Será un tribunal extranjero el que finalmente diga si en Puerto Rico las parejas del mismo sexo podrán contraer matrimonio.  Y a nosotras nos tocará acá ser testigos del momento y responder a él. Sabiendo que lo más importante no es la celebración de una boda en particular, sino el potencial de decidir si queremos contraer matrimonio o no y el reconocimiento de la humanidad de las personas LGBTT.

En medio de estos trámites, nuestro Secretario de Justicia, César Miranda, se expresó en representación de nuestro gobierno y dejó de defender el Artículo 68 en litigio. Las reacciones no se hicieron esperar.  Mientras el momento reclama amor, grupos cada vez más exiguos se empeñan en hablar de perversión y en atacar a las comunidades LGBTT.  Y de perversión hay que hablar.  Pero no como algo inherente a personas LGBTT sino como un estado mental prejuiciado que corrompe cualquier posibilidad de amor y la transforma en repulsión, terror y aversión hacia nuestras comunidades.  Quien objeta la equidad corrompe desde sus paradigmas de homofobia el verdadero amor al prójimo.

 
Mientras el tribunal federal decide sobre el matrimonio igualitario, acá otro tribunal deberá resolver una petición de Mandamus de un grupo de legisladores apoyado abiertamente por un sacerdote católico que, como abogado de ellos, compareció a una vista del tribunal con su hábito y ofreció su parroquia para que las partes se reúnan.  En esa misma vista, unas dos filas de bancos del lado derecho de la sala estuvieron ocupadas por integrantes de iglesias fundamentalistas que de manera consistente han predicado desigualdad y discrimen. ¿Litigan solos los legisladores demandantes? ¿Y para quién lo hacen?

 
El amor que une a dos personas independientemente de su sexo, es eso: amor. Pero las acciones que buscan perseguir, condenar y discriminar a quienes así se aman, es pura y terrible perversión.

10.3.15

Esa catástrofe llamada equidad

[Publicada el 10 de marzo en El Nuevo Día]

Si usted dice que cree en la equidad, pero luego añade que sólo “si es entre hombre y mujer”, usted realmente está tratando de hacer una de dos cosas: lavarle la cara a un discurso de desigualdad que ya no es políticamente correcto o tratar de tranquilizar su conciencia.  Ambas cosas se derivan de una misma verdad: Usted no cree en la equidad. Por supuesto, tal vez usted no se había dado cuenta de que la equidad es otra cosa.

 

La equidad es un valor amplio que abraza a todas las personas. No discrimina o condiciona el reconocimiento de la dignidad humana a criterios religiosos, de género, orientación sexual, identidad de género, raza, edad, clase social, diversidad funcional, nacionalidad u origen.  Cuando hablamos de equidad, hablamos también de respeto.  De un respeto que va más allá de la palabra rimbombante para convertirse en acción solidaria y amorosa.  La equidad no es susceptible de ser secuestrada en aras de adelantar agendas discriminatorias.

 

En el marco del Día Internacional de las Mujeres, es necesario que hablemos de equidad y que hablemos de perspectiva de género. Ninguno de estos conceptos es catastrófico a pesar de que se ha querido decir al país que seremos destruidos por una conspiración mundial gay y feminista.  La verdad es que el país ya fue destruido y vive sobre las ruinas de siglos de discriminación y exclusión violenta.  Hasta ahora la educación, la religión y la propia cultura sirvieron para ejecutar agendas de opresión y sembrar pensamientos discriminatorios aún en el interior de quienes son víctimas de las desigualdades.  No es de extrañar que la posibilidad de utilizar la educación como instrumento de liberación cause tanto revuelo.

 

¿Existe una agenda feminista? ¿Existe una agenda gay? Existen.  Sí.  Por momentos se intersectan.  Por momentos se alejan.  Lo mismo pasa con las agendas de otros grupos que han vivido la opresión y no se resignan a ella.  Seguramente si usted trata de encontrar algo en común en esas agendas, encontrará en todas una aspiración de equidad.  No una aspiración de supremacía, de control o de lucro.  Esas otras aspiraciones son más propias de grupos que no vacilan a la hora de mentir o manipular para lograr sus propósitos.

 

Para honrar y conmemorar las luchas de todas las mujeres, este año hay que hablar de la perspectiva de género desde la transparencia.  Sin temores.  Al hablar de todas las mujeres, también hablamos de las lesbianas, bisexuales y trans. ¿Esconderlas para evitar ataques fundamentalistas? No.  Como no se deben esconder otras mujeres que merecen ser vistas y atendidas desde sus diversidades.  La equidad no es una catástrofe.  La catástrofe perpetua es la ignorancia, el afán de estirar más allá de lo racional el reclamo del derecho a discriminar, privar de paz y justicia al resto de la sociedad. 

29.1.15

Con el diablo en el cuerpo

Publicada en El Nuevo Día
29 de enero de 2015

“Hoy tengo el diablo en el cuerpo”, cantaba la Lupe hace décadas.  Pero ese mismo diablo parece haber estado visitando a las mujeres desde el origen de la humanidad.  Sin él, no habría raza humana.  ¿Parece un chiste de mal gusto?  Lo es.  Pero lo peor es que en pleno Siglo XXI el tema del cuerpo y sexualidad de las mujeres siempre termina siendo discutido en un pantano religioso y “moral” sin sentido. 

 Las mujeres han sido las madres del pecado original, las impuras, las propensas a posesiones demoniacas, las que tientan a los hombres y las que deben ser controladas a toda costa para proteger a la humanidad.  Y es ese pensamiento primitivo el que aún se manifiesta en leyes, políticas públicas y expresiones que se gestan desde sectores conservadores como el partido republicano, los falsos demócratas que militan en el PPD y el PNP y grupos religiosos fundamentalistas que insisten en imponer su interpretación bíblica de la moral al resto del país.

 La demonización de las mujeres y nuestros cuerpos tiene consecuencias graves.  Implica, en primer lugar, ubicarnos en una situación de inferioridad moral que justifica la violencia que recibimos.  De ahí surgen las críticas en contra de las víctimas de violencia de género y la justificación de sus agresores. Nos violan porque provocamos, nos asesinan porque desobedecemos y nos discriminan porque no nos ajustamos a determinadas expectativas de comportamiento.

Implica, además, negarnos control de nuestros cuerpos.  Somos brutas u oportunistas si quedamos embarazadas pero se nos niega el acceso a educación sexual, los planes médicos no cubren anticonceptivos y se crea la falsa impresión de que el aborto es ilegal en la isla. Todo esto gracias a las acciones de grupos que se esconden tras sus biblias para intervenir en los cuerpos y creencias ajenas.

Y ahora, pues, qué decir.  Hasta en la Policía parece haber mujeres con el diablo en el cuerpo. (Espero que quede claro que estoy siendo sarcástica) Ni una piedra de las lanzadas en la lapidación mediática de la mujer que se retrató, ha tocado a quien publicó las fotos en un evidente acto de “revenge porn”. La moral hipócrita que puede apoderarse de las redes sociales ha actuado de la misma manera que las lapidaciones en países islámicos. Lapidan a la mujer, dejan impune al agresor o cómplice si es hombre. Es la mujer- ni siquiera ese diablo- quien siempre las paga. El aborto es legal en Puerto Rico. Publicar fotos de mujeres desnudas sin su autorización, no lo es.  A veces parece que es al revés. Quizás ya es hora de quitarle la máscara a la hipocresía y hacer un poco de introspección.

Las últimas de la fila

 No recuerdo que alguien me haya dicho de niña que debía ser la última en comer. Pero lo aprendí. De adulta, al cocinar o comprar comida par...